Querida mamá:
Con la crisis tuve que mudarme. En apenas unos meses pasé de vivir en un chalet en las afueras a hacerlo debajo del puente. El sitio es ideal. Espacioso y muy confortable. Además, se halla en pleno centro, posee unas vistas privilegiadas y los vecinos son encantadores.
La Choni es una mujer fabulosa. Algunas veces, cuando bebe un par de bricks de vino peleón, me hace precio y esas noches de invierno no paso nada de frío. Otras, cuando está ocupada con algún cliente, me voy con el Josele, quien no duda en poner su sofisticado sistema de calefacción al máximo. En ocasiones, nos reunimos más de diez personas alrededor de un bidón vacío mientras echamos papeles para avivar el fuego y contamos historias.
Esta zona resulta inmejorable para el comercio. Bajo el puente siempre están haciendo negocios. Vienen personas de todas las partes de la ciudad. ¡Y gente de bien, no vayas a pensar mal! Ejecutivos, programadores, actores, escritores y hasta políticos. Son muy golosos. Siempre están comprando chocolate y polvos blancos.
Hasta ahora no he tenido ningún conflicto con los vecinos. Como no existen las bajantes ni las tuberías generales, ahorro un dineral en fontanería. Otra de las ventajas de mi nuevo hogar es que gozo de innumerables beneficios fiscales. No pago el impuesto sobre bienes e inmuebles al ayuntamiento. Tampoco la basura, el agua (a pesar de que me lavo a diario en el río) ni la luz (y eso que el Jero hizo un empalme al transformador y contamos con iluminación gratis por cortesía de Iberdrola).
Pero eso no es todo, mamá. Porque debajo del puente me siento protegido, sin necesidad de contratar los servicios de una empresa de seguridad. Por aquí, aunque no lo creas, hay mucha vigilancia. Cada tres por cuatro, se personan patrullas de policías. Salen agentes de las furgonetas y velan por nuestra integridad.
En este vecindario florecen los artistas. Cuando vengas a visitarme te presentaré a algunos.
Luisma, además de músico se dedica a componer. Escribe sus propias canciones y toca la flauta como nadie mientras su perro, Toby, baila.
El Toñín es un gran mago. Muchos creen que está a la altura de David Copperfield o Juan Tamariz. Algunos días en el rastro hace desaparecer las carteras de los bolsillos de los turistas.
Pajarito es mi mejor amigo. No existe puerta ni caja fuerte en el mundo que se le resista y encima posee unas cualidades innatas para desaparecer que ya hubiera querido para sí el mismísimo Houdini.
Si existe una cualidad que define a todos los vecinos ésa es la solidaridad. Son personas muy desprendidas a las que no les importa compartir la litrona, las caladas del petardo o las jeringuillas. Mamá, en este lugar se respira paz. Y entre todos formamos una gran familia.
Aquí, soy muy feliz.
Sinceramente,
Te quiere: Tu Guille.
PD: Besos y mándame un giro cuanto antes que ando algo escaso de fondos.
Texto: Rubén Gozalo
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
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Qué felicidad , bajo las estrellas
ResponderEliminarMe encantó tu relato
Un abrazo
Desde luego, no le falta de nada, ¡ni tan siquiera emociones fuertes!Hasta es un buen hijo que escribe a su madre... Me divertí con tu relato.
ResponderEliminarSaludos
Tienes de todo, y a este paso, ese todo será de todos.
ResponderEliminarBESOS.
Felicidades Rubén, por esa vuelta de tuerca que le das a esa forma de vida.
ResponderEliminarHe disfrutado desde la primera a la última línea.
¡Qué genial, ojalá fuera así como lo cuentas!
ResponderEliminarBesos
Me gusta el relato por lo que tiene de ironía (incluso duro sarcasmo). Nos están llevando a un camino cuya desembocadura se puede parecer bastante al mundo que perfilas, Rubén.
ResponderEliminarOriginal crítica a nuestra realidad.
Buen relato,contado con candor por un protagonista que tiene una persepción muy especial del mundo que le rodea; relata la felicidad que ha encontrado entre los que ya no les queda nada que perder y la generosidad como el único recurso de los que sobreviven compartiendo.
ResponderEliminarEs de agradecer la desdramatización irónica que haces de un tema tan actual, tan tristemente cercano en nuestro país y nos muestras en que lugar tan "maravilloso" estarían muchos de los nuestros, sino fuera por el apoyo de sus familias.
Me encanta este relato por la crítica social que aflora y por la realidad de lo descrito.
ResponderEliminarEnhorabuena al autor!
Excelente relato, me ha gustado mucho. Detras de esa candidez del escritor de la carta se esconde un revulsivo crítico indudable, bastante "mala milk" para entendernos...
ResponderEliminarEsa dulce carta a mama no deja de ser un caramelo envenenado.
Felicidades Ruben.
Muy bueno, Rubén. He disfrutado mucho de la fina ironía de tu relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Este relato me ha gustado mucho. Es de una "inocencia" la carta a mama, hecha con una simpatía tan cándida pero a su vez tan crítica, que me ha hecho recordar "La vida es bella", ó como ver la realidad desde otro punto de vista.
ResponderEliminarEstupendo cuento, Ruben.
Muy bueno!
ResponderEliminarMuy bueno, y muy divertido. Me gusta la inocencia con la que describe el mundo que le rodea, y que conviertes tú en pura ironía.
ResponderEliminarFelicidades.
Ironía fina.
ResponderEliminarSuerte
Esta comunidad es auténtica, sin duda. Has conseguido narrar las miserias que no viven bajo los puentes, las que se iluminan en la ciudad. El formato carta que usas hace que como lector la recoja en mi buzón. Un buen relato.
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