02 julio, 2012
Una sonrisa envidiable
La mujer de la foto sonreía. Disfrutaba de una comida campestre y sentada en la hierba sostenía en brazos un bebé de pocos meses. El sol brillaba en su pelo y en las copas sobre el mantel de cuadros. Se la veía dichosa y agradecida, como si anunciara: "Sonrío porque la vida me sonríe a mí".
—Era muy guapa —dijo la empleada del asilo devolviéndole la foto al anciano, y empujó su silla de ruedas hasta la ventana pensando con envidia que ella nunca tendría motivos para sonreír así.
—Es la última fotografía que le hice. Se suicidó esa misma tarde. Mientras yo dormía la siesta.
Texto: Asun Gárate Iguarán
Narración: La Voz Silenciosa
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La felicidad de alguien que quiere acabar
ResponderEliminarMe encanta el micro
Un abrazo
No cabe duda que a quienes sienten envidia les duele hasta lo que no les corresponde.
ResponderEliminarEn demasiadas ocasiones las apariencias engañan. A veces los minutos están llenos de abismos insondables.
ResponderEliminarMuy buen micro, como bien dice amando, las apariencias engañan.
ResponderEliminarEn tiempos de debilidad anímica, el mundo se vuelve peligroso y a veces es cuestión de minutos que una palabra o un pensamiento le salve la vida a alguién,o se la destruya ...Solo hay que dejar pasa la tormenta y empeñarse en vivir para ver que nos trae el minuto siguiente.
ResponderEliminarUn micro para la reflexión, no todo lo que se ve es lo que parece.
No hay como los recuerdos para desvirtuar ciertas cosas; nunca sabremos que pasó, pero lo has contado estupendamente. Conciso y claro.
ResponderEliminarUn beso, Asun.
Lo que pasa por la cabeza y el corazón de las personas a veces es insondable.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.