Carlos contempla su obra: no cabe duda que el concepto sea de vanguardia.
Las líneas, el estilo, lo atrevido de la concepción —muy futurista—, no existe un antecedente de algo así, los voladizos desafían la ley de gravedad.
Nadie creía que con su juventud, recién egresado de la universidad, pudiera concretar ese logro; hubo quienes calificaron el proyecto de irracional; pese a todo, con mil inconvenientes prosiguió hasta el final.
Sin experiencia en la rama de la construcción, no podía conseguir mano de obra calificada, además los costos eran excesivos por ser una zona sísmica.
Quienes observaron la obra a medida que esta avanzaba, no podían menos que maravillarse con aquellas líneas, alguien las catalogó de espaciales, comparándolas con las de alguna película de ciencia ficción.
Para sus pares, el pibe estaba loco. Pero la obra estaba allí, con su profusión de brillos, cristales espejados, luces multicolores, con toda su magnificencia.
Luego de todo un año de luchar contra la adversidad, Carlos contempla su obra, fue todo un desafío: quién diría que ahora solo queda recoger los escombros.
Texto: Luis Molina
A veces hay que arriesgarse, aunque se pierda.
ResponderEliminarMe ha gustado esta historia de valor sin un final feliz.
Enhorabuena.
Al menos intentó construir su sueño: Y eso requiere el valor que muchos no tienen. Yo me alegro de que no pasara nadie por allí cuando se vino abajo...por mirarlo con sentido del humor.
ResponderEliminarMe ha gustado...
ResponderEliminarEl terremoto pudo con él. Lástima. El chico prometía.
ResponderEliminarBesos
Cierto que los proyectos hay que ponerlos en marcha y trabajar con tesón, pero también con entendimiento, quizá hubiera sido mejor un proyecto diferente para una zona sísmica, no sé, por precaución, digo.
ResponderEliminarAmigas agradezco muchos sus comentarios, es sólo un pequeño aporte ya que mis escritos son extensos y aquí no se pueden publicar.
ResponderEliminarUn abrazo para todas.
No se le puede restar empeño y valor a ese joven. Aunque deba recoger los escombros, nadie le quitará la satisfacción de haberlo intentado.
ResponderEliminarBuen relato breve aunque lo tuyo sea la narrativa más extensa.
Un abrazo.