17 agosto, 2012
Junta Extraordinaria
Todos los niños, menos uno, están en la calle. Echan una carrera de chapas. Hoy no juegan con el balón, por ello, la puerta del edificio no hace de la habitual portería del campo de fútbol callejero. En el tercer piso, desde el balcón que tiene ropa tendida, un chico observa a los chavales. Sale una mujer, da un pescozón al muchacho que se mete en la vivienda. La señora mira hacia abajo justo cuando llega un furgón funerario. Se santigua, retira del tendedero una camiseta de fútbol con el número nueve y desaparece.
Abajo, los niños han dejado de jugar y atisban, arremolinados, a dos empleados que, junto con el portero de la finca, descargan un féretro. Lo introducen al interior. No cabe en el ascensor. Intentan subirlo por la escalera pero no toma la curva del descansillo. Los vecinos van apareciendo. Hablan. Los empleados funerarios colocan unos caballetes en el estrecho portal, la caja encima y se marchan.
Se abre la puerta del ascensor y aparecen dos hombres de pie, abrazados. Uno es el portero, el otro tiene aspecto cadavérico, con la cara amarilla, en la que el barniz no ha conseguido maquillar un hematoma redondo de unos veinte centímetros que ocupa medio rostro. Varios vecinos, como ven que no pone nada de su parte, ayudan a sacarlo y lo introducen en el ataúd.
El portal se llena de sillas y mujeres. El portero sale a la calle y
manda a los muchachos que se alejen. Obedecen, se van con sus chapas a la acera de enfrente. Hace aparición una mujer enlutada que llora, grita y besa al muerto. El zaguán no anda sobrado de espacio. Introducen una silla de formica en el ascensor y la viuda se sienta dentro.
Los que pasan por delante del edificio ven el cadáver expuesto en el féretro, como si echara un último vistazo a la vida. A la derecha, una fila de mujeres sentadas que hablan de las cosas de los vivos. Al fondo, el ascensor con la puerta abierta y la viuda como en una hornacina. A la izquierda, un liviano pasillo por donde transitan, a empellones, quien quiere acceder a su piso o a condoler a la familia.
A las diez de la noche llega una joven vestida con traje de servir, lleva un soldado colgado del brazo. Se santiguan, dan el pésame a la viuda y se introducen en el rincón oscuro bajo la escalera. Al rato, los gozos se confunden con los sollozos.
La viuda vela sin moverse de la silla. Alguien llama al ascensor y la mujer desaparece pero no tarda en descender. Le acompaña el portero que lleva una escalera de mano y un letrero. Le hacen hueco. Alguien susurra que es la última voluntad del muerto. El hombre coloca la escalerilla por encima del féretro y cuelga en la pared un cartel que dice «Se prohíbe jugar a la pelota».
La viuda, en el ascensor, se enjuga una lágrima perezosa.
Texto: Javier Ximens
Narración: La Voz Silenciosa
Más Historias de portería aquí.
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Vaya cuadro, Javier. Las imágenes son de traca: la viuda en el ascensor, el portero abrazando al muerto que "no pone nada de su lado", las últimas voluntades,... un poco Almodovar todo. Es como si hubieras trasladado todas las costumbres funerarias de un pueblo a una zona del extrarradio de una gran ciudad y... ni empujando.
ResponderEliminarMuy simpático.
Un poco no, Almodóvar total. Trato de recordar la portería que me acogió en mis primeros años, inmensa, e imagino la situación. Tan solo recuerdo que se dejaba una parte de la doble puerta abierta, en señal de duelo.
ResponderEliminarEso sí, muy bien narrado.
Un beso, Ximens.
Muy bien descrita la escena, que parece de cine. Genial, Ximens. Me ha encantado el relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien descrito, así eran muchos funerales cuando éramos niños, en las casas, con la familia y amigos, nada más.
ResponderEliminarAhora eso se ha perdido con los tanatorios supermodernos y los muertos maquillados, tanto que, a veces, porque pone el nombre en la puerta pero...podría ser el de al lado. Besos.Lourdes
Pues qué queréis que os diga, os parecerá Almodóvar. Será por la coincidencia de mancheguismo militante, pero a mí no deja de repicarme Berlanga en el coco.
ResponderEliminarSolo puedo decir una cosa: excelente!
ResponderEliminarMuy buena historia, unas imágenes muy visuales y los personajes conectados por esa desgracia. A pesar del entierro, una sonrisa nos llega de coletazo. ;)
ResponderEliminarLa historia es buenísima y el corte narrador con el que la has contado se asemeja al acto primero de una obra de teatro. Aunque has terminado la historia de forma sublime con esa última voluntad del muerto, yo todavía estoy esperando que tus personajes hablen. Esperaré al segundo acto : ¡seguro que ahí sí lo hacen!.
ResponderEliminarMe ha gustado cada imágen y la has hilvanado en secuencia de una forma perfecta.
¡¡Mucha suerte!! y un abrazo.
Mientras leía me parecía estar en el teatro y ver una escena costumbritas al mejor uso...
ResponderEliminarEso de que el "gozo se convierte en sollozo" me parece magnifico, las escenas de los duelos a veces, suelen ser patéticas...Y si son en una portería más que más...
Te veo muy cerca del premio...¿Dónde quieres que pongamos el cartel? ja,ja, el desenlace es muy muy bueno.
Besicos salados, amigo.
Ximens tu relato es una fuente inagotable de dialogos y situaciones. Suerte.
ResponderEliminarMuy bien, Ximens. Un relato con un contenido variado y muy bien relatado.
ResponderEliminarTe superas cada vez.
Mucha suerte y muchos besos
Genial, Javier, a mí me sugiere escenas oníricas, surrealistas, me ha recordado a "Nos dejaron el muerto", de Víctor Ramírez. Y como alguien dijo más arriba,"... los gozos se confunden con los sollozos", la viuda "como en una hornacina" subiendo y bajando en el ascensor, el portero abrazado al cadáver que no colaboraba y el letrero de prohibido jugar a la pelota, que me voy a copiar para mi portal, me parecen geniales. Estupendo texto.
ResponderEliminarMe imagino que compararte con Azcona es un buen elogio. Pues para ti.
ResponderEliminarUn beso
Excelente pieza de Don Javier Ximens, que -tal como ya se ha expresado- puede ser tan almodovariana como digna representante del berlanguismo, ya que -bajo la premisa de un esquema de acción imposible- traza una historia tan absurda como verosímil dentro del plano fantástico.
ResponderEliminarNO menos excelente es la elección del narrador, que marca distancia gracias al plano semántico por el que ha optado el autor. El uso del lenguaje connotativo dota al texto de una gran potencia semiótica.
Dejo -aquí- mis aplausos para Don Javier.
Un saludo,
Estupendo tu relato de portería Ximens, de los mejores que he leído, es tan visual que parecía que estaba sentada en primera flia del teatro viendo la escena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me gustó la película de Ximens. Destacaría el título, genial. El portero para todo, la viuda también para todo, y los vecinos condolentes sí o sí, y la última voluntad que no lo privó de la muerte. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos
Fantástico. Mucha suerte.
ResponderEliminarXimens, solo felicitarte por esta comunidad disparatada, emotiva, absurda, rica, compleja, única, familiar,... Una colmena humana alrededor de un difunto.
ResponderEliminar¡Magistral!
Besoooos, Javier.
Amparo Martínez A.
Digno de ser filmado,seguro que pronto te lo quitan de las manos. Corroboro lo dicho por todos y añado aplusos y felicidades una vez más Ximel.
ResponderEliminarEstupendo, diferente. Me ha gustado ese "último vistazo a la vida".
ResponderEliminarSaludos.
Lo he leído unas cuantas veces y seguramente alguna más caerá.Essta lleno de imágenes, sería un buen guion para un corto, porque es un micro muy cinematográfico. Esa viuda dentro del ascenso como una hornacina, la joven sirvienta con su soldado colgado del brazo, los niñas jugando a las chapas, el portero...
ResponderEliminarMuy bueno, Ximens.
Besitos
Hola,Javier,excelente relato.¡Muchos éxitos!!!
ResponderEliminarVoy a repetir lo que ya dijo Elysa, pero declaro bajo juramento que se me ocurrío exactamente lo mismo: es guión para corto cinematográfico.
ResponderEliminarAdemás, no sé si era la idea, pero me ha resultado muy descabellada la escena y me ha dado mucha risa. Lo disfruté.
Voz, te hago caso: Soy feliz. Gracias a ti, José Francisco.
ResponderEliminarEscuchar el relato narrado con tu don realza el texto. Es como la voz en off de las escenas que escribí. Como ya me pasó con Natividad (Aquella otra Navidad), ya he recibido el premio a mi trabajo. Muchas gracias a ti y a La Esfera por estas oportunidades que nos dais.
Y muchas gracias a todos los que con vuestros comentarios me proporcionáis motivos para seguir escribiendo. Si os gustó, me alegro, pero haced caso a La Voz: Sed felices.
Muy bien descrita la escena Ximens.Y muy bien cerrada con la "lágrima perezosa". Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti. Hoy le he dicho a Francisco que no voy a entrar más a La Esfera, que se me ha puesto un "ego" en todo lo alto de la cabeza en forma de cresta. Gracias, mil gracias por dejarme contribuir a que vuestros textos se escuchen con mi voz.
ResponderEliminarLeído o escuchado, no pierde nada de su encanto. La vida y la muerte conviven tranquilamente, quizá seamos nosotros los que hacemos de ese encuentro algo especial. Pero siempre he pensado que no hay más que un simple cambio de papeles, de activo a pasivo y en tu texto se refleja bien mi idea. La chica y el soldado, el ascensor a modo de hornacina, la gente subiendo y bajando por la escalera. Imágenes extraordinarias de la ida entre la muerte o la muerte entre la vida. Me encantó, desde luego que sí. Enhorabuena, mereces que tus textos tengan sonido.
ResponderEliminarEs de los que pude leer también en vacaciones. Una maravilla, Ximens. Es un relato que se disfruta, un relato que no necesita llegar al final, es bueno por el camino. Enhorabuena, Ximens, pedazo micro.
ResponderEliminarUn abrazo. O dos, que me ha gustao mucho.
Nos llevas de la mano a imaginar escenas cargadas de surrealismo o quizá no tanto. Hay situaciones, para los que ya tenemos una edad, que me son frecuentes de mi época infantil: las chapas. Y esos porteros de finca que estaban siempre para "ayudar" a los vecinos en apuros.
ResponderEliminar¡¡¡Genial, estupendo, divertido...!!!
Es un gran relato como no podía ser de otra manera. Te felicito porque pienso que tienes un gran nivel en esta afición que nos atrapa a tantos y tantas.
Un abrazo muy grande al autor y otro también para el narrador.
Ximens, felicidades por el relato, nuevamente, y por el premio.
ResponderEliminarperfecto
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