Si tu piel no fuera tan sedosa,
ignoraría que tu figura
es una prolongación de la mía,
ni podría tomarte
a través de la península de tus dedos.
¡Oh, Silvia! Hemisferio hundido en mi sangre,
murmullo de alas cuando el tiempo se despedaza
y sólo permanece la fatiga de vivir.
Mujer que me proyectas cada día:
sólo cuando tú me acaricias sé que soy distinto
y me admito.
A Silvia Rojas López
Texto: Michel Manuel Canet
Maravillosa forma de ofrendar y de mencionar a su musa.
ResponderEliminarQuien fuera Silvia
Gracias Michel.
Sandra Ríos.
Dios !! que maravilla de poema,!!
ResponderEliminarSensibilidad, tacto y una explosión de caricias,
Felicidades, poeta
Esto suena a un encoñamiento.
ResponderEliminarEl enconñamiento suele limar el sentido de la creatividad y de la creación. Se pierde la visión.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarCanet.
Es cierto que la felicidad puede mermar la creatividad, en este caso estoy en absoluto desacuerdo con Anónimo (el de las 13:00hrs)... "Murmullo de alas cuando el tiempo se despedaza"... "Sólo cuando tú me acaricias sé que soy distinto, y me admito"... esto es un canto lírico a los instintos, al placer de estar acariciando esa piel y ser acariciado.Rotundo y empapado de amor. ¡Gracias poeta!
ResponderEliminarMuy bello Silvia, un placer leerte, besos.
ResponderEliminarEstoy con el anónimo de las 13:34, amar hasta llegar a la serenidad ¿Qué más podría uno desear? Buenos versos.
ResponderEliminarMe quedo con esos dos últimos versos.
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