01 agosto, 2012

Cristales rotos


Dejen de hacer ruido. No son horas, vecinos de mierda. Ding-dong. Ding-dong. No hay nadie, Braulio está muerto, María está muerta. Todos estamos muertos. Ding-dong. Dejen tranquilo el puto timbre que me duele la cabeza. Dejen de aporrear la puerta, tengo resaca, llevo tres días bebiendo veneno. Braulio no está, está muerto. Tampoco está María. Se suicidó el espejo. Punto. No hay nada más que explicar. Dejen de joder.
Sabía que pasaría esto. Lo sabía. Mierda dije, cuando la vi desnuda en el sofá. Su piel blanca con pequitas y esas tetas. Mierda. Los pezones grandes, como la luna llena, y el sol del mediodía entre sus piernas. No pongas esa cara de idiota, siempre serás un fracasado. Si te llamas Braulio siempre serás un fracasado. Le avisé, esa María es demasiada mujer para ti. Ella vive en el Ático, pero se ha ido, o se murió. Para mí se ha muerto, dijo Braulio. O duerme en su hamaca. Eso es lo que ocurre, Braulio. Ella duerme plácidamente en su terraza. Te lo dije. Eres un amo gilipollas. Ding-dong. Dejen de molestar cabrones.
No me pregunten a mí por qué a un gato marrón, con pelos de alambre, le pusieron Negro. Tampoco se lo preguntan a Braulio, lleva tres días en la cama sin levantarse. Flota sobre una nube de humo y pastillas blancas. Apesta a whisky barato, a tabaco. Braulio, mierda, esto es cosa seria, levántate, abre

la ventana y haz algo. Lánzate al vacío. Algo. Acaba con esto de una puta vez. Muérete, pero antes ponme de comer. Ding-dong. En el balcón hay un espejo. Me gustan los espejos. Llueve. Me gusta la lluvia. Me gusta la lluvia de espejos. ¡Crash! ¡crash! sobre el asfalto, ¡crash! ¡crash! sobre las cabezas.
María tiene un gato idiota. Morirás gordo, infectado de colesterol, gordo y feliz, le dije. Vaya mierda de muerte. Vaya mierda de gato. Me miró y me dijo gato loco, eres un gato loco. Ding-dong. Dejen de gritar de una puta vez. Tengo hambre, no hay agua, ni comida. Menuda porquería de whisky, si pudiera ahogarme en un plato de espaguetis. El cigarro encendido, el humo. Las flores están marchitas. Le araño la cara, le muerdo la pierna. Despierta Braulio, hay fuego. Esto es cosa seria. Braulio, sólo las brujas mueren en la hoguera.
Ding-dong. No se metan en la vida de los demás. Braulio llaman al timbre, no seas idiota. Despierta. La María era mucha mujer para ti. Te avisé y ahora no puedo respirar. ¡Niinooo! ¡niinooo¡, ulular de sirenas. Aporrean la puerta Braulio. Despierta. Esto es cosa seria. Hay fuego. Yo también me acuerdo de sus pezones grandes. Claro que me acuerdo, Braulio. Grandes como la luna. Mierda. Estamos muertos, todos estamos muertos. Saldremos de esta Braulio, nos mudaremos y olvidaremos juntos a la María. Llueven farolas amarillas. Ding-dong. Dejen de joder vecinos de mierda. Se suicidó el espejo, no hay nada más que contar. ¡Crash! ¡chrash!, cristales rotos sobre el asfalto.
Texto: Xavier Blanco

Narración: La Voz Silenciosa
Más Historias de portería aquí.

15 comentarios:

  1. Este es un micro en el que la condensación temporal, la elección de la voz narradora, la elección del lenguaje por parte del autor y la máxima elisión en la que se mueve, dotan al texto de una gran potencia expresiva.

    Mis aplausos para Don Xavier Blanco.

    Un saludo,

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  2. Me ha gustado y mucho, la fuerza narrativa del texto. Esa poderosa voz narradora cargada de creciente angustia, de rabiosa desesperación de un gato. Me ha impactado. Felicidades Xavier por tus Cristales rotos.

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  3. Excelente, Xavi, una narración impresionante. Gato listo cabrón. Me encantó. Y me quedo, por encima de las demás, con la imagen que ve el gato de llover farolas amarillas, en medio del incendio.
    Una maravilla de las tuyas, no hay duda.
    Abrazos, company.

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  4. Poco más se puede decir, estoy de acuerdo con todo lo dicho por los anteriores contertulios.

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  5. Caustrofóbico y asfixiante, con una pizca de psicodelia. Diferente. Potente.

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  6. Me quedo con la sensación de que es un texto muy distinto del autor.

    El soliloquio del gato se compone de muchísimas frases cortas que no dejan espacio al lector para casi nada. Y llegado el momento crucial del fuego, es como si me hubiese resbalado por un tobogán sin frenos.

    En mi caso ese corto espacio, me ha llevado a releerlo varias veces.

    Es diferente. Felicidades por estos cristales rotos. Un abrazo.

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  7. De acuerdo con lo comentado, es diferente y como dice Pedro está dotado, por sus componentes de gran fuerza expresiva.
    Suerte.

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  8. Me gustó, disfruté del audio mucho.

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  9. Como en tabla de surf, Xavier, así te deslizas por la literatura, veloz, mojándote, sin hundirte. Que buen relato nos has regalado, con ese elemento distorsionador de la lectura, ese timbre que suena y nos debería de dejar claro que allí hay muertos por doquier. Como consigues mantener oculto al gato protagonista y cuando lo descubres no nos sorprende. Y esa voz de gato callejero (con perdón) mal hablado, y esas mujeres gatunas. En fin, y ese título con los cristales volando a la calle, alarmando a los vecinos. Esos espejos paisajes del otro lado. En fin, Xavier, que no te voy a decir que me gustó. Suerte en el concurso y nos vemos en el libro.

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  10. Gracias a todos y a todas por los comentarios y a la Esfera por convocar estos concursos, que siempre son una perfecta excusa para seguir escribiendo. Un abrazo.

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  11. Calamanda Nevado19/8/12, 3:31

    Xavier es un relato denso y atrayente. Suerte,

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  12. Inquietante tu relato, Javier, y algo psicótico también. Aporta muertos originales a las "Historias de portería".

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  13. Querido Xavier:

    Me encanta este, tu nuevo registro de escritura. No lo conocía.

    Un abrazo

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  14. Calamanda Nevado8/9/12, 2:20

    Xavier, enhorabuena, nuevamente, por el relato y por el premio.

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  15. Nunca es tarde si la dicha es buena. Menudo texto te has marcado. Si que me ha parecido un cambio radical en tu forma de escribir. La voz narradora impresionante, el gato inquietante. Entre el timbre continuamente sonando y el eco de la muerte sonando por todo el texto lo que más me ha gustado es ese amor desesperado, el desamor suicida, la añoranza desolada. Merecido premio y gran, gran, texto. Un abrazo.

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