03 septiembre, 2012
Alter ego
Siempre sintió que le faltaba algo, que una parte de ella se había perdido.
La presencia nebulosa de Candela le acompañaba desde que fuera consciente, cálida, tierna, una nostalgia tenue y familiar.
Se acostumbró a imaginar que la tenía a su lado, que compartía con ella los juegos que sus amigas compartían con sus hermanas, los secretos que jamás le contaría a su madre, los suspiros que removían su corazón.
Ella sola era opaca, su vida, anodina. Con Candela la soledad era menos, los días brillantes, las noches más cortas.
Con todo, el trajín de los días se impuso, las tareas y las obligaciones, también las ilusiones y alegrías. Candela se fue diluyendo, pasó a ese segundo plano donde habitan los recuerdos.
El tiempo transcurre sin pausa y el azar juega a favor de quienes tienen los ojos abiertos para cazar al vuelo sus dados, y Verónica ganó una nueva hermana, dos, tres, muchas. No de sangre, sino de alma. Hermanas llegadas de lejos, encontradas por las vueltas de la vida.
Nuevas amistades, nuevos compromisos, nuevas ideas.
Como un revulsivo, Candela reapareció, se hizo fuerte a través de los relatos que Verónica comenzó a hilvanar, en los que da carne a las mil fantasías y anhelos que antes guardaba para si.
Verónica jamás estará sola. Tiene a sus hermanas, tiene a Candela. Si la quieres encontrar, no tienes más que pedirle que te regale una historia.
Dedicado a Verónica y su alter ego, Candela S.
¡Felicidades!
Texto: Ana Joyanes
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Hermosa manera de empezar el mes, empezar la semana: buscando nuestro alter ego en la belleza de los recuerdos y mirando hacia delante. Enhorabuena Ana
ResponderEliminarMuchas felicidades Verónica.
ResponderEliminarFrancisco
Muchas gracias, Miguel. Siempre hay que mirar hacia adelante.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Voz. Por la locución, por el resto de los detalles.
Recuerdos actualizados, renovados para vivirlos en el presente, sí, estupenda manera de reinventarse, siempre con otros.
ResponderEliminarAna un texto precioso, que se magnifica con la voz de José. Qué suerte tener amigas como tú Felicidades a las dos.
ResponderEliminarUn texto precioso Ana, me gusta lo que dice y como lo dice, es cercano, cálido casi confidencial
ResponderEliminar" el azar juega a favor de quienes tienen los ojos abiertos para cazar al vuelo sus dados"...
¡cuanta razón!
Felicidades.
Preciosísimo texto de esperanza, de horizonte sin límite, pero siempre accesible
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, Ángeles, Isolda, Isabel, Amando.
ResponderEliminarMi gran suerte es contar con amigos como vosotros.
Bonito texto. Verónica debe ser como un gran espejo en el que poder mirarnos y que nos devuelve el reflejo de todo y todos los que nos rodean.
ResponderEliminarGracias, Guillermo. Llevas toda la razón: un espejo luminoso y bruñido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dos corazones, dos amigas, dos vidas y un texto.
ResponderEliminarEsto se me entregó con tanto cariño que no pude más que intentar transmitir el amor de mi amiga Ana a mi silenciosa seguidora Verónica.
Ojalá todos los días me encargaran cosas como esta.
Un abrazo silencioso.
Un Abrazo para ti, Jose. Y todo mi agradecimiento.
ResponderEliminarFelicidades a Verónica, a quien imagino con un gran corazón que va haciendo hueco para el amor de de Candela, de sus hermanas, de tanto amigos...
ResponderEliminarEs una dedicatoria preciosa, Ana, y más al escurcharla de la Voz Silenciosa.
Gracias, Dácil. Verónica tiene un corazón enorme, sí.
ResponderEliminarMuchas gracias, cielo.