Los dedos de los pies en avanzadilla, deslizándose;
la música del río acompañaba el cuerpo frío y quieto.
Al día siguiente la noticia en los diarios relataba que había sido encontrada entre las rocas. Oculta en un cobertor, nadie pudo ver la sonrisa en su cara.
la música del río acompañaba el cuerpo frío y quieto.
Al día siguiente la noticia en los diarios relataba que había sido encontrada entre las rocas. Oculta en un cobertor, nadie pudo ver la sonrisa en su cara.
Texto: María Estevez
Cierto que el otoño es propicio para reabrir melancolías, mis deseos de que todas sean literarias. Estupendo texto, María.
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