Un patio central rodeado de puertas robustas trancadas, no sé por cuál se sale de allí. Trac, plas, trac, plas, trac, plas… se abren y se cierran, siempre la que dejo a la espalda. Al girarme, suena la que tengo detrás. No sé por cuál se sale y quiero salir. No está oscuro, incluso hay demasiada luz que no sé de dónde viene, pero que no calienta. Estoy helada de miedo. Todo blanco menos las puertas oscuras. ¿Quién hay ahí? ¿Quién hay ahí? ¿Trato o truco?, responden desde las puertas, ¿trato o truco, trato o truco, trato o truco…? Intento abrirlas desesperada, las golpeo, quiero derribarlas, pero son muy recias, oscuras… O quizá no tanto, parece que algo empieza a brillarles en el centro, brumoso, espumoso, etéreo… Hablan las puertas: ¿trato o truco?, les oigo decir. Yo quiero salir, pero ¿por cuál? Me quedo mirándolas de frente, no sé por qué, cuando estaba quieta de miedo, a la cara, ¿cara?, a los ojos ¿qué ojos? Siguen: ¿tratotrucotratotrucotratotruco…? ¿Qué dicen? ¿Que qué dicen?, les grito. Las caras tiemblan, se deforman y se borran, yo creo que de miedo. Dan miedo, pero yo les doy más. Hace mucho frío aquí, voy a abrir las ventanas a ver si así el sol entra a calentar. ¡Noooooo… la ventana nooo…, el sol nooo…!, susurran roncas. Entonces digo yo: ¿trato o truco? No había visto las ventanas, me las inventé.
Texto: Ángeles Jiménez
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Impresionante, Ángeles.
ResponderEliminarHay patios que no son patios, hay miedos que no nacen fuera, sino que nos empujan desde dentro.
ResponderEliminarGracias, amigos, con ustedes trato y truco.
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