Título: La Puerta de Albequa.
Autor: Víctor Marrero Fernández.
PVP: Amazon, versión e-book.
2,06€ IVA incluido.
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Es difícil ser escritor. Ya no digamos publicar, que en el caso de no tener algún padrino, se vuelve ciertamente complicado. Cuando no se tienen padrinos, lo mejor es tener coraje para no perderse en la madeja de la autocompasión. Víctor siempre ha creído en su primer gran proyecto desde que hace unos años naciera en su cabeza ese mundo que es Lucítera, el lugar donde transcurre la historia de su libro La puerta de Albequa. Víctor ha recurrido a las nuevas tecnologías para que su obra sea leída, y con ese fin ha creado un perfil de facebook y abrió el blog La Puerta de Albequa, donde se pueden leer gratuitamente los primeros diez capítulos. La novela solo está en versión online, y puede adquirirse de manera muy sencilla a través del portal Amazon, para ser leído en un lector de ebooks, en tablets, en teléfonos móviles, en ordenadores,... Las posibilidades son amplias.
Sobre La puerta de Albequa, tengo que decir que su lectura me ha gustado. Víctor Marrero tiene una ventaja en su modo de escribir que le va muy bien a este libro y a todos los autores que pretendan recrear mundos fantásticos: escribe con mucha intención y precisión. Eso hace que se nos presente de manera muy clara el pueblo costero de Lucítera, el faro de la isla de Lumia o el ímpetu del Forzzo, ese viento casi huracán que se presenta a los habitantes de Lucítera de tanto en cuanto y sin avisar.
La puerta de Albequa conecta dos mundos que van en paralelo. Una puerta cuyo secreto
solo puede ser desvelado a quien esté preparado. Pero La Puerta de Albequa también es la puerta que conecta a dos generaciones, la de Sonia, la madre escritora y la de Baldo, el hijo adolescente que acaba de recibir calabazas en el instituto. Ambos viven, en distintos años, la misma inquietud, en el mismo lugar, sintiendo el mismo revoloteo en el estómago de los chicos en busca de la primera gran aventura de sus vidas. Es una lectura que se me parece mucho a las de antes, esas que disfrutamos los que pudimos leer, por ejemplo, algún libro de “Los cinco”, aquella famosa saga de la escritora inglesa Enid Blyton. Tiene dos partes muy bien diferenciadas: la primera muy centrada en retratar paisajes y personajes, poniendo en situación al lector, y la segunda (a partir más o menos del capítulo 15) donde lo principal es la aventura de Baldo y de Ana, su amiga de Lucítera, para descubrir el secreto de La Puerta de Albequa. Desde ahí hasta el final, es un correr y no parar.
Diría que se trata de un libro para jóvenes en la Puerta de la Adolescencia, pero también para adultos que quieran rememorar viejas pasiones de lectura juvenil que quedaron dormidas. De vez en cuando es bueno volver allí, a nuestras Lucíteras. Es una llama que siempre prende, y os aseguro que rejuvenece. Yo me di el capricho y acudí a Amazon a por él casi por lo que me costó el café y el dulce de esta mañana. Lo he comentado con algún amigo: he leído libros publicados en papel que al lado de éste dejan mucho que desear. Pero ese es otro de los grandes misterios del mundo de la literatura, y no me sorprende lo más mínimo. ¿Sabían ustedes que Cien años de Soledad fue desechada por Carlos Barral, el dueño de la célebre editorial Seix Barral, allá por mediados de los sesenta por tratarse de una novela que no iba a tener éxito y que no servía? Creo que el bueno del Sr. Barral estará tirándose aún, allá donde se encuentre, de esas largas barbas que lucía.
Crítica: Miguel Angel Brito
Es un libro que merece ser leído. Te sumerge en un mundo paralelo que bien pudiera ser el nuestro. Claves y pistas que te van conduciendo hasta donde el autor te quiere llevar, con ritmo (sobre todo a partir de la segunda mitad de la novela) y garra. Y al final deseas que haya una segunda parte.
ResponderEliminarGracias, Miguel, por hacer la reseña de un libro que podría codearse con algunos de los mejores libros juveniles.
Buena reseña, Miguel Ángel. Lo que tiene esto de las tecnologías, ya está comprado y almacenado.
ResponderEliminarAhora a leer.
Yo ya estoy en ello, esféricos, y los animo a leerlo, engancha.
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