Está cabizbajo, sus largas y blancas orejas se ven alicaídas. En sus grandes ojos hay un rastro de humedad, una lágrima emerge para deslizarse con lentitud por sus mejillas.
El apuro ya no es característico de ese personaje que corría de aquí para allá, mirando insistente su gran reloj, y que ahora luce una tristeza que lo opaca y lo vuelve invisible, intangible…irreal.
El conejo blanco está muriendo junto con la fantasía. El país de las Maravillas está agonizando y sus personajes están desapareciendo poco a poco…
Texto: Patricia K. Olivera
Narración: La Voz Silenciosa
El apuro ya no es característico de ese personaje que corría de aquí para allá, mirando insistente su gran reloj, y que ahora luce una tristeza que lo opaca y lo vuelve invisible, intangible…irreal.
El conejo blanco está muriendo junto con la fantasía. El país de las Maravillas está agonizando y sus personajes están desapareciendo poco a poco…
Texto: Patricia K. Olivera
Narración: La Voz Silenciosa
Qué pena que me da este conejo y todo su país, pero creo que algo así nos está pasando a nosotros, si seguimos al ritmo que vamos, sin trabajo, sin atención sanitaria, sin educación... Este país maravilloso que era España, está perdiendo su alegría.
ResponderEliminarLa fantasía es el mejor salvavidas y no debería morir nunca...
ResponderEliminarUn saludo
Nuria R.
En nuestras manos (y cabezas y corazones) está impedir que el País de las Maravillas muera.
ResponderEliminarSalvemos al conejo blanco... ¡ya!
Por desgracia, estoy de acuerdo...
ResponderEliminarInventemos un nuevo País de las Maravillas, eso, salvemos al conejo, pongámonos a ello, a fantasear primero y luego a hacer.
ResponderEliminar¡Que tristeee...! Aunque tal vez sea fruto de la añoranza por aquellos buenos tiempos. No volverán, en su lugar vienen otros nuevos. Tal vez nos brinde retos, estos nuevos, para ser mejor personas, por ejemplo.
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