Mientras el escritor de
microrrelatos pasea por el parque, se le ocurre uno de tan solo cinco palabras.
Abstraído, ignora a la gitana que primero le pide limosna y luego le lanza una
maldición. Cuando el escritor llega a su casa, se sienta frente a un folio en
blanco con la intención de plasmar aquellas cinco palabras, el bolígrafo se le
desboca y escribe un novelón de trescientas páginas. Aterrado, consulta al
doctor, quien le receta un complejo vitamínico y abstenerse de escritura
durante una semana.
Durante aquellos siete
interminables días, a todas horas, el escritor va repitiendo mentalmente las
únicas cinco palabras que componen su microrrelato. Finalizado el tratamiento,
vuelve a sentarse frente a la página en blanco. El bolígrafo se le desboca y
escribe una novela corta, una colección de relatos de suspense y tres
poemarios. Su editor, que se había negado a publicar sus microrrelatos, le
felicita, el novelón figura en la lista de los más vendidos. Su banquero, que
antes le menospreciaba, le telefonea para ofrecerle un préstamo hipotecario. Su
esposa, que había pensado abandonarle, ha vuelto a enamorarse de él. El
escritor de microrrelatos llora, inconsolable.
Texto: Carmen de la Rosa Moro
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Me encantó, Carmen. También a mí me gusta de vez en cuando ironizar al respecto, y es que no sólo hay que dar la talla en los micros, sino también en los maxis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pobre escritor, qué situación tan dura...
ResponderEliminarMe ha encantado Carmen, es que no nos contentamos con nada, lo que para unos sería una ventura para otros se convierte en desgracia.
Un abrazo.
Carmen, qué ingrata la vida del microrrelatista. Tu micro, en clave de humor, refleja por contraste una clara realidad de menosprecio hacia el género en cuestión.
ResponderEliminarUn buen trabajo. Nada mejor que comunicar haciendo sonreír.
Un abrazo.
Amparo Martínez A.
¡Magnífico!
ResponderEliminarun abrazo
Uno no sabe cómo acertar! (cinco palabras)
ResponderEliminarUn beso, Carmen.
Qué buena ironía, Carmen, si es que está claro que hay que escribir como a uno le gusta, pero lo otro tampoco está mal, ¿no es verdad?
ResponderEliminarDebería haber entrado en la librería donde venden bolígrafos para microrrelatistas, no para novelistas. Luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarMuy bueno, Carmen.
A veces somos incapaces de llevar a cabo nuestros propios deseos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Muy buen texto.
Carmen, me ha encantado tu micro, sigue acercando tus letras por La esfera que tienen mucha calidad.
ResponderEliminarFelicidades Carmen, siempre original y fresca, con un género tan difícil.
ResponderEliminarF.