¿Por qué no puedo darle pan al perro?, preguntó compungida la niña.
Porque le sienta mal, contestó su tío.
Pero se lo come, tiene hambre, retrucó ella.
Le sienta mal, te he dicho, contestó él. Y prosiguió. Te tengo dicho, que en caso de que no comprendas el qué, siempre se hace lo que dice la persona mayor. No se le da pan al perro y punto. Cuando seas mayor lo comprenderás.
¿Por qué lo comprenderé de mayor?, preguntó amohinada la niña.
Y su tío con toda la paciencia del mundo le contestó.
Porque le querrás lo mismo que ahora, pero al conocer lo que vale su vida le querrás más.
Texto: Marta Pantiga
Narración: La Voz Silenciosa
Las preguntas infantiles y las contestaciones rotundas e incomprensibles de los adultos.
ResponderEliminarMuy buenas las voces del adulto y la niña.
Me ha encantado.
Y también, o además, cómo a veces la experiencia ayuda a sobrevivir, nada menos.
ResponderEliminarDiálogo muy bien llevado.
Gracias, porque os guste, pero me planteo una pregunta, ¿cual es la respuesta incomprensible?...
ResponderEliminarMarta Pantiga
A quién no le han comentado de pequeño? "Cuando seas mayor comerás huevo"...Ahora, que quede claro, jamás se lo he dicho a ninguno de mis hijos ni se lo diré.
ResponderEliminarAbrazo escribidor.
Incomprensibles para los niños.
ResponderEliminarLa moraleja que esconde se ve potenciada por la aparente sencillez del texto.
ResponderEliminarEn cuanto a los comentarios anteriores diré que , a los niños, con cada respuesta hay que enseñarles también a pensar. Creo que esta es también la enjundia de este pequeño texto.
Me gusta.
Acacia