Restos de lágrimas en las mejillas dejaron huella en su rostro maquillado, la minifalda no lograba ocultar los pantis rotos, y el flequillo teñido de rubio caía desordenado sobre sus ojos ocultando el miedo en su mirada. Pese a la cojera causada por el tacón roto de su zapato derecho, se irguió y echando mano de los recursos adquiridos en la escuela de arte dramático, abordó –sonriendo seductora- al tipo que la miraba lascivo desde su coche con la ventanilla bajada y el motor en marcha: “para ti sólo cien euros, Tarzán”.
Texto: Yolanda Nava
Narración: La Voz Silenciosa
Sorpresa final desgarradora. Juegas -en el mejor sentido de la palabra- con el lector y consigues que pensemos en esta chica (esta profesional) como se podría pensar en cualquier otra tarea.
ResponderEliminarA veces es muy fácil dejarse llevar por los cliches y juzgar por las apariencias.
Mi enhorabuena.
Son los disfraces que cada uno tenemos que ponernos en nuestras profesiones y en la vida, para interpretar el papel que nos toca representar por encima de nuestras emociones, sentimientos, valores y ética. Hay que comer.
ResponderEliminarMe recuerda a un reportaje que vi anoche en Salvados. Donde el Alcaide de una prisión, dónde se habían ejecutado a muchos presos hablaba de lo que sufría con cada una de ellas. Estaba preso del sistema.
Has conseguido despistar al lector con ese final. Me ha gustado mucho Yolanda. Mi enhorabuena.
ResponderEliminarMuy bueno, Yolanda, eso de la escuela de arte dramático está genial!!
ResponderEliminarMuchas gracias! Un abrazo .
ResponderEliminarEnhorabuena, Yolanda.
ResponderEliminarEs impresionante tu forma de escribir.
Un beso.
Gracias Fernando, me alegra encontrarte por aquí, a escribir estoy aprendiendo, poco a poco se intenta mejorar.
ResponderEliminarFuerte abrazo.