Se despertó bastante pixelado, sin ideas claras, bien por falta de sueño o por los seis chupitos de la cena. Tal vez tuviera un virus o algo así. Levantarse, trabajar, dormir, levantarse. ¡Él no era una máquina! ¡Maldita monotonía! Se encontraba confuso, pixelado, pero sabía que no era una cuestión de definición. Su problema tenía un nombre: rutina. Decidió intentar cambiar algo aunque fallara en el empeño. Despertó a su esposa: «Emigremos a Australia. Comencemos una nueva vida». Ella se tapó la cabeza con la almohada. Quería convencerla, pero ciertamente, le faltaba vehemencia. Esa mañana carecía de suficiente resolución.
Texto: Mikel Aboitiz
Me encanta a mí que me despierto bastante pixelada. Me apropio de esta expresión.
ResponderEliminarMuy bueno. Es más cómoda la rutina. Ironía pura, en este caso!
ResponderEliminarBesos.
Ay, qué cosas nos cuentas, Mikel. Demasiados días intentado des-pixelar la rutina.
ResponderEliminarMe ha encantado esa falta de resolución. Muy bueno!
ResponderEliminar