05 septiembre, 2013
Matrimonio
La acuarela del calendario –un bello rostro femenino– observaba mis idas y venidas de casa desde la página de febrero, agazapada entre la puerta y el perchero. El mes terminaba y era como si nos hubiéramos acostumbrado a mirarnos cuando salía o entraba, sin decirnos nada, como en un noviazgo hecho de sobreentendidos. Un noviazgo de casi un mes. El primero de marzo, la enmarqué protegida por un cristal. Incluso pinté su pared. Desde entonces parece mirarme diferente, sintiéndose acorralada, sin aire tras el vidrio. Será el reflejo de la bombilla. Será que debí pasar página sin más.
Texto: Mikel Aboitiz
Narración: La Voz Silenciosa
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A veces nos empeñamos en no medir los tiempos y pasa lo que pasa.
ResponderEliminarDemasiado amor, quizás...
ResponderEliminarMe gustó.
Abrazos
María Estévez.
Espléndida metáfora. Me ha gustado mucho el ritmo del texto.
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