La mano de la bestia asomaba por la puerta entreabierta. Quiso gritar pero no pudo, ni siquiera una palabra salió de sus temblorosos labios. Quedó inmóvil y con un gesto de terror en el rostro. Unos dedos largos y peludos provistos de uñas afiladas, grotescas y negras amenazaban con entrar en la habitación, que hasta ahora creía segura, porque fuera, en el porche, una tremenda ristra de ajos pendía igual que un farolillo. Poco tiempo después la habían trasladado al Departamento de Salud Mental, donde sobrevive igual que una marioneta guiada para cualquiera de sus necesidades. Desde que el bebé vino al mundo algo había cambiado en aquel hogar, lloraba incesante y cuando alguien se acercaba a la cuna para consolarle, los ojos del pequeño se tornaban rojos como el hierro forjado. Las convicciones religiosas de la mujer propiciaron que el pequeño diablo llevara a cabo su propósito. Carlitos nunca le perdonó el destete y aún guarda la mano de silicona en el baúl de los juguetes.
Texto: María Estévez
No termino de comprenderlo. Hasta "su propósito" me ha parecido entender que una mujer enloquece tras dar a luz.
ResponderEliminarPero el que el niño no le perdonase el destete y guarde la mano me hace pensar que es él quien intenta volverla loca sacando de vez en cuando la mano para asustarla. En ese caso, Carlitos debería ya de ser algo mayor para poder hacerlo.
Sin embargo, es desde que da a luz cuando ella ve en el crío algo demoníaco ("los ojos rojos se tornaban roos como hierro forjado".
Se me escapa algo y me da rabia, porque me encantan las historias de terror y el ambiente de este texto es muy bueno.
¿Me lo puedes aclarar? Gracias
En verdad es una historia de terror y mucho. Probablemente le falte al relato algún eslabón que hace que sea algo complejo de entender. O quizás alguna frase que determine con más exactitud los hechos. Carlitos sigue siendo un niño , pero ya no es un bebé. Es algo más fuerte que eso. En realidad faltaría mencionar al "padre de la criatura" pero con el endemoniado chiquillo creo que ya basta.
ResponderEliminarAunque no sea del todo legible o comprensible, te agradezco la visita y comentario...
Un abrazo
María Estévez.