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| La concentración resulta esencial en el trabajo del escritor |
Cuando esto ocurre no siempre es debido a la personalidad del escritor ni a una manía, puede ser debido a que la inspiración, o como lo queráis llamar, llega cuando quiere y con el aire que quiere. Y en ese contexto, hay quien prefiere no discutir con ella, ni posponer sus mensajes, ni siquiera en forma de anotación en una libreta que para muchos, una vez fría, pierde la esencia que le dio vida.
Sin embargo hay otros escritores que estarán pensando, ¡qué desorganización!, yo no podría trabajar así. Centrados en un único objetivo la ventaja es clara para estos escritores, presumiblemente terminarán antes ese trabajo y, quizás lo más importante, todo el torrente creativo estará concentrado en un único objetivo, lo que sin duda enriquecerá el resultado final.
La capacidad de concentración, en la escritura especialmente, es una cualidad imprescindible. Resulta muy útil y necesaria durante todo el proceso creativo. Si un escritor no tiene suficiente grado de concentración es muy probable que deje de ser padre de sus historias para convertirse en su hijo, en su consecuencia, en su esclavo. Las historias pueden convertirse en eternas y el escritor puede pasar a ser un personaje más, atrapado en ellas, que no sabe por donde está la salida.
Históricamente algunos escritores desarrollaron ciertas manías que, a decir de ellos, favorecían de forma absoluta y determinante su concentración. Pero obviamente ninguna manía estridente es imprescindible para favorecer la concentración, bastará con observar algunas pequeñas normas, aquí van unas pocas, las demás las pondrá cada cuál:
—Establece un tiempo de trabajo lejos de cualquier otro estímulo.
—Desconéctate de internet. Las redes sociales son un medio eficaz para dar a conocer tu trabajo, pero también son muy eficaces para impedir la concentración.
—Cierra el programa de correo hasta que termines la sesión, a no ser que estés esperando uno de tu editor, en cuyo caso, cierra el programa de correo hasta que termines la sesión.
—Crea un ambiente con los estímulos mínimos necesarios para tu trabajo, quizás bajar la luz, quizás bajar la música o quizás poner una que sea suave o a propósito de la historia que estés escribiendo, quizás cerrar la puerta o la persiana, quizás escribir de noche, o de madrugada.
—Si lo que estás escribiendo lo requiere quizás sea buena idea sumergirte en circunstancias parecidas a las que intentas manejar en tu historia, como por ejemplo visitar una estación de tren si la escena que estás escribiendo transcurre en una estación de tren. Así después, frente a tu ordenador, podrás concentrarte más fácilmente en toda la información que recogiste durante la visita.
Con el tiempo y la práctica, cada cuál sabrá determinar cuáles son las normas que pueden favorecer su concentración, ¿cuáles son las tuyas?
La concentración del escritor
Artículo: Victor J. Sanz
Artículo: Victor J. Sanz
La concentración, que palabra más difícil cuando el ruido te persigue.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada.
Gracias, Inma.
ResponderEliminarYo todavía veo una proeza en la escritura en los cafés y sitios igualmente concurridos. Hay quien sabe encontrar una isla de silencio en el océano de ruido más grande.
Saludos.
¿Te has preguntado alguna vez quién es el autor de los chistes? Pues eso... ¡para qué más quiere/s (quiere-res)!
ResponderEliminarTe juro que he escrito lo anterior antes de ver, casi ahora, un post previo al tuyo. Casualidad.
EliminarNecesito concentrarme para escribir. La cuestión es que el silencio me bloquea.
ResponderEliminarNecesito ruido de ambiente, escribo bien en aviones, trenes, aeropuertos y cafeterías.
Si no consigo arrancar para escribir, heavy y el interruptor me conecta.
Cada uno se concentra como puede, supongo.
Coincido en que las redes sociales son tóxicas para la concentración. Sin ir más lejos, yo ahora debería estar escribiendo.
Muy buena entrada
También pudiera suceder, Víctor, que según las diferentes etapas por las que atraviese un escritor, se produzca una circunstancia u otra. Quiero decir que hay épocas en que sólo vives concentrado para un libro. El mundo, en realidad, es un escenario sobre el que te deslizas, casi a tu pesar, porque lo real, lo emocionante, lo que importa es que llegue la hora en que puedas volver a tu historia, que es por un tiempo la verdadera vida. En otras ocasiones, sin embargo, sucede lo contrario. Parece que todo fluye, escribes un artículo, un cuento, un poema...
ResponderEliminarY otras en que da igual, no hay nada, estás vacío.
Ahora bien, sin concentración es total y absolutamente imposible escribir nada. En mi mundo hay dos fuentes principales para la distracción: las redes sociales (razón por las que prácticamente las he abandonado, de hecho he suspendido la cuenta de FB) y el ruido de la TV. Solución: conectarme a la Esfera Radio, por ejemplo, o ponerme algún CD de música clásica que simplemente me ayude a concentrarme.
Ana, me das envida, literalmente. Hubo una época en que era capaz de escribir en una cafetería, pero quizá debió ser en otra vida.
Hola Ana, me siento muy identificado con lo que dices. Y, enlazando con lo que dice Amando, es cierto que depende de fases, momentos y objetivos, pero a veces uno tira de música (algunas veces tan ruda como pueda serlo el ruido de un mercado o una cafetería concurrida) y a veces tan suave como aquellos sentimientos que queremos producir en el lector.
ResponderEliminarPara todo hay un momento, lo difícil es encajar todas las piezas siendo como somos una más de entre ellas.
Saludos y gracias a ambos por participar.