Los 10 mandamientos del protagonista de una narración |
1.- Amarás tu pasado por encima de todas las cosas. Los personajes literarios deben tener un pasado, compuesto por experiencias y conocimientos, por costumbres y manías, por odios y amores...; y lo amarás por encima de todas las cosas ya que sobre él habrás de edificar tu presente y tu futuro en el relato.
2.- No utilizarás nombres rimbombantes en vano. No tendrás un nombre tan rimbombante como para que sea lo único que, al final, el lector recuerde de la narración; a menos, claro está, que ese nombre venga motivado por algo absolutamente imprescindible y sea inherente a la historia.
3.- Santificarás lo extraordinario. Los personajes vulgares, corrientes, comunes, carecen de atractivo e interés. Por ejemplo, un oficinista, un gris oficinista, no podrá ser nunca un buen protagonista a menos que lo sea por otro motivo distinto al de su profesión. Pongamos por caso, que le acontezca un suceso singular, único, extraordinario; o que desarrolle (o se descubra) un extraño y maravilloso superpoder. En tal caso, el gris oficinista no será protagonista de la narración por su condición de oficinista, sino por ese suceso singular que le ocurre o presencia o por ese superpoder extraño y maravilloso que desarrolla y, un buen día, se descubre. En consecuencia, serás extraordinario en algo, destacarás en alguna faceta, aunque esta sea la obtención de sangre humana por métodos ilegales y fatales.
4.- Honrarás tu lengua. Te ceñirás a tu forma habitual de hablar, no utilizarás expresiones impropias de tu condición e identidad. No utilizarás expresiones chirriantes en tu idioma materno y no utilizarás términos que ni siquiera tú entiendes.
5.- No morirás. No morirás en presencia del lector. Incluso aquellos protagonistas que vayan a ser ajusticiados, o que sean suicidas, morirán después de la palabra FIN. Permanecerás vivo en la memoria del lector, que te recordará así eternamente.
6.- No cometerás actos impropios. De forma valiente o cobarde, inteligente o estúpida, esperanzada o abatida, no importa el cómo, pero te enfrentarás con todas las consecuencias a las barreras que te ponga delante tu autor. Debes comprender que ése y no otro es el motor de la narración en la que vives, con independencia de si consigues superar los obstáculos o no. No cometas el acto impropio de rehuir tu destino.
7.- No robarás. No robarás ni ocultarás al lector información imprescindible para comprender tu historia.
8.- No tendrás falsos antecedentes. No te mostrarás cambiante, voluble o incoherente con los antecedentes que de ti va conociendo el lector.
9.- No consentirás acciones ni diálogos impropios. Harás en todo momento lo único que te quepa hacer, porque una sola es la acción y una sola es la palabra óptima que corresponde a cada momento. Analizarás todas las opciones, todas las posibilidades, y actuarás o hablarás, en consecuencia, de esa única manera propia de ti. No harás ninguna cosa que tú mismo no harías en tu misma circunstancia.
10.- No codiciarás los rasgos ajenos. No caerás en la tentación de imitar los gestos o comportamientos del resto de personajes, porque confundirás al lector. Te abstendrás de utilizar sus mismos ademanes de la misma manera, sus mismas reacciones del mismo modo y sus mismas palabras con la misma entonación.
Siguiendo estos sencillos mandamientos, es probable que el protagonista esté más cerca de llegar a convertirse en un gran e inolvidable protagonista.
Los diez mandamientos del protagonista
Artículo: Victor J. Sanz
Artículo: Victor J. Sanz
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