Pero hoy quiero plantearles si los formadores de escritores deben de ser primero escritores y además de los buenos.
Nunca subestimes, como escritor, la asistencia a talleres literarios ni la formación |
A los aficionados al fútbol les sonará los nombres de Mourinho, Rafael Benítez, Arrigo Sacchi, André Villas-Boas, Benito Flor, Carlos Queiroz... ninguno de ellos ha jugado al fútbol de forma profesional, pero a Mourinho muchos lo consideran el mejor entrenador de fútbol del mundo; el resto y muchos más, han dirigido
equipos campeones de Europa, ganado ligas en diferentes países, incluso han existido seleccionadores mundialistas que jamás han tocado un balón.
Sirva el anterior ejemplo para recapacitar como personas que, jamás han jugado al fútbol han entrenado y llevado a muchas estrellas futbolísticas y equipos a las cotas balonpédicas más altas, y si sucede lo mismo con los formadores, profesores y asesores literarios en el campo de la escritura. ¿Es necesario ser un escritor de éxito o tener libros editados para ser un buen docente?
Mi experiencia en el fútbol (he jugado durante años y posteriormente dirigí a un equipito de mi ciudad) me dice que, para ser entrenador de fútbol es por lo menos necesario haberte calzado unas botas, oler un vestuario, pisar el césped, sudar, sufrir derrotas y el dolor físico y emocional de las lesiones, tratar de demostrarle al entrenador que quieres ser titular, patear el balón, y lo más importante: sentir lo que siente un futbolista y tener la perspectiva que se tiene del juego en la cancha. Pero no tienes que ser el mejor futbolista del mundo, ni haberte dedicado toda la vida a su práctica para ser un buen entrenador.
¿Cuándo decides ser entrenador o formador?
Una persona decide, un día, dedicarse a entrenador al descubrir que el fútbol le apasiona, pero que no nació con la fuerza, la velocidad, la técnica o cualidades suficientes como para destacar o hacer carrera. Pero cuenta con otras características y dones que lo facultan para dirigir a otros en su práctica. Tiene madera de líder, de motivador, conoce lo que necesita y siente un futbolista, tiene una visión conjunta del juego y de las estrategias, es capaz de sacar de cada futbolista su mejor versión, esconder sus defectos y potenciar sus virtudes. Así es un entrenador de fútbol y de manera similar suelen ser los formadores y asesores de escritores.
Y ahora me preguntarás otra vez: ¿Y si los formadores tienen tanto conocimiento por qué no se dedican a escribir y sacan libros de éxito? Te remito otra vez al inicio de este editorial. Aunque también te diré que posiblemente a algunos escritores le guste más la docencia, descubrieron que no tienen la suficiente sensibilidad o creatividad para este arte, que les aburre escribir, no olvidemos que es un trabajo duro, o que simplemente necesitan trabajar para comer.
Resumiendo: “creo que no es necesario ser un escritor de éxito para impartir docencia en la escritura” Aunque como te comenté al principio del artículo, necesita por lo menos haber jugado en regionales, alguna vez haberse calzado unas botas con tacos, y pegarle al balón algunos domingos con los amigos para sentir como siente un escritor.
Sirva el anterior ejemplo para recapacitar como personas que, jamás han jugado al fútbol han entrenado y llevado a muchas estrellas futbolísticas y equipos a las cotas balonpédicas más altas, y si sucede lo mismo con los formadores, profesores y asesores literarios en el campo de la escritura. ¿Es necesario ser un escritor de éxito o tener libros editados para ser un buen docente?
Mi experiencia en el fútbol (he jugado durante años y posteriormente dirigí a un equipito de mi ciudad) me dice que, para ser entrenador de fútbol es por lo menos necesario haberte calzado unas botas, oler un vestuario, pisar el césped, sudar, sufrir derrotas y el dolor físico y emocional de las lesiones, tratar de demostrarle al entrenador que quieres ser titular, patear el balón, y lo más importante: sentir lo que siente un futbolista y tener la perspectiva que se tiene del juego en la cancha. Pero no tienes que ser el mejor futbolista del mundo, ni haberte dedicado toda la vida a su práctica para ser un buen entrenador.
¿Cuándo decides ser entrenador o formador?
Una persona decide, un día, dedicarse a entrenador al descubrir que el fútbol le apasiona, pero que no nació con la fuerza, la velocidad, la técnica o cualidades suficientes como para destacar o hacer carrera. Pero cuenta con otras características y dones que lo facultan para dirigir a otros en su práctica. Tiene madera de líder, de motivador, conoce lo que necesita y siente un futbolista, tiene una visión conjunta del juego y de las estrategias, es capaz de sacar de cada futbolista su mejor versión, esconder sus defectos y potenciar sus virtudes. Así es un entrenador de fútbol y de manera similar suelen ser los formadores y asesores de escritores.
- Los profesores o asesores literarios suelen manejar muy bien su capacidad para hacernos descubrir que es la escritura.
- Nos comparten sus conocimientos y entrenan de forma óptima el manejo consciente de las principales técnicas de la narración.
- Nos ayudan a estimular nuestra creatividad y poner en marcha nuestra imaginación para desarrollar el instinto para “cazar” historias.
- Nos alertan de lo que NO debemos hacer al escribir, algo muy importante.
- La creación de personajes, etc.
- Y de forma práctica nos dirá que funciona y que no funciona en la literatura... la lista de lo que puede enseñarte o compartirte es interminable, pero: Solo la descubrirás cuando aceptes que la escritura es arte, pero también un método con normas muy estudiadas.
Y ahora me preguntarás otra vez: ¿Y si los formadores tienen tanto conocimiento por qué no se dedican a escribir y sacan libros de éxito? Te remito otra vez al inicio de este editorial. Aunque también te diré que posiblemente a algunos escritores le guste más la docencia, descubrieron que no tienen la suficiente sensibilidad o creatividad para este arte, que les aburre escribir, no olvidemos que es un trabajo duro, o que simplemente necesitan trabajar para comer.
Resumiendo: “creo que no es necesario ser un escritor de éxito para impartir docencia en la escritura” Aunque como te comenté al principio del artículo, necesita por lo menos haber jugado en regionales, alguna vez haberse calzado unas botas con tacos, y pegarle al balón algunos domingos con los amigos para sentir como siente un escritor.
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Artículo: Francisco Concepción
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