26 noviembre, 2015

¿Quieres aprender a escribir? Estudia fontanería

Le preguntaron a Jim Thompson si tenía algún consejo para los escritores jóvenes: “Que aprendan fontanería” fue lo único que respondió. Le he dado vueltas a su contestación y he llegado a la conclusión de que tenía mucha razón.

La escritura y la fontanería tienen muchos paralelismos
No sé si la respuesta, del considerado el tercer gran novelista del género negro, fue fruto de su ganada reputación, pero creo que fue muy acertada.

La fontanería es la actividad relacionada con la creación, instalación y mantenimiento de redes de tuberías para el abastecimiento de agua potable y evacuación de aguas residuales. Nos abastece del más preciado y vital elemento: el agua. La literatura es el arte de construir puentes entre personas y el conducto que es capaz de transportar nuestros sentimientos y pensamientos de la profundidad de un ser hasta otro. Se me antoja que vital.

Para realizar trabajos de fontanería debes de tener previamente conocimientos, disponer de material y herramientas y conocer su funcionamiento. Para escribir sucede algo similar: debes de conocer como se articula el lenguaje (es la herramienta) y su funcionamiento, para convertirlo en arte y que transmita lo que queremos compartir. El material es nuestra capacidad de mirada, vivencias o nuestra inventiva.

La fontanería requiere gran precisión. Un orificio invisible, un simple acople mal sellado... provoca siempre una importante fuga de agua difícil de contener. En la escritura, también, una simple fisura (diálogos flojos, incoherencias en el argumento, personajes mal construidos...) provocan de inmediato una fuga, en este caso de lectores, que no son reparables.

En la fontanería cualquier instalación es importante. Desde el simple cambio del grifo del lavabo (texto/cuento), pasando por el desagüe del fregadero (una novela corta), hasta la instalación completa de agua y gas de un rascacielos (una novela). Toda instalación de fontanería, por pequeña que sea, requiere de una planificación y de una ejecución perfecta. No hay trabajo pequeño. Y si no lo crees, el día que se te rompa algún grifo y se te inunde la casa ya me contarás.
Jim Thompson
Jim Thompson, escritor y guionista (1906-1977)



En la fontanería las cosas casi más importantes son las invisibles: como la presión del agua o los desniveles de evacuación, entre otras muchas. Imagina que tratas de ducharte con un hilo de agua por falta de presión o que cuando tires de la cisterna se reboce y no baje. En la escritura pasa lo mismo: si no metes la presión suficiente (fuerza narrativa) el lector no se sube a tu lectura; si no escribes desde la verdad corres el riesgo que el lector no entre en tu juego y que tu escritura no sea creíble. El arte en la fontanería es que nada se vea. Jamás imaginamos todo el sistema y la parafernalia oculta en nuestras paredes, suelos y techos, para que por “arte de magia” abras un grifo y salga el líquido vital. La escritura es igual. El lector apenas debe de notar los artificios que hacemos los escritores para embaucarlos.

Qué razón tenía Jim Thompson: "¿Quieres escribir? Aprende primero fontanería"
Y no dejes de leer la interesante biografía de este malgastado escritor y guionista.



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