¿Te animas a escribir una historia a partir de esta imagen?
Los mejores microrrelatos formaran parte de la edición de un libro en papel de los MicrosConfinamiento.
El título no podía ser otro que "Abril de 2020" Una fecha que nadie olvidará.
Estamos
tejiendo en "una distancia muy cercana" una comunidad que vive un hecho
sin precedentes y que nos unirá para siempre en un libro en el que
quedarán impregnadas nuestras reflexiones y lo que estamos sintiendo
confinados.
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Puedes participar cada día, con cada foto, con un microrrelato.
Y volvieron las gárgolas en los quicios, melancólicas.
ResponderEliminarEl Covid 19, es como para que Diana se plantee el suicidio. Tiene fobias, alergias que confunde con bronquitis y gripes fuertes.
ResponderEliminarAdemás no desea regresar al trabajo, donde es acosada por tres hombres.
Así que dará el paso, si aquí la vida son dos días, para ella será medio, dado a su juventud.
Allá en el cielo nadie ni nada la molestará. Allá arriba, no enferma ni aguanta a idiotas.
Hoy es un gran día.
No quería morir... Sólo quería sentir que aún podía volar...
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ResponderEliminarCada mañana Anabel buscaba ‘otro punto de vista’. Sus ‘otras miradas’ eran casi obsesión. Vivir en un piso diecisiete, en construcción, sin ascensor y siendo arquitecta, le hacían probar la resistencia de sus materiales. ¡Ella era riesgo y pura dinamita!
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ResponderEliminarSiempre he pensado que los suicidas son tan sólo ángeles que quieren volver a casa. Ahí estaba, triste, viendo pasar mi vida, pensando si podía volar pues el amor de mi vida me había destrozado el corazón y...sinceramente ya no tenía ganas de continuar con mi vida.
¿Por que me estaba pasando todo esto? ¿Por que a mí?
Triste realidad o cruel verdad, acaso si yo no había hecho nada, entonces ¿que hacía ahí?
Sentada en el quicio de la puerta que daba al patio, y desquiciada por la situación, buscaba un resquicio de luz para aceptar el presente surrealista que estaba viviendo.
ResponderEliminarY observó desde la cima más alta de su edificio, bloques y bloques de cemento, imperturbables, grises, fríos. La soledad de las calles allí abajo.
ResponderEliminarY comprobó la belleza de los cielos brillantes, las aguas cristalinas, la naturaleza tomando lo que era suyo.
Y pensó, en medio de ese caos que había vuelto su mundo del revés, cuán insignificante es el hombre, en un mundo que gira libre y te sacude para mostrarte lo esencial de esta vida.
No voy a saltar al vacío. ¿Porqué habría de hacerlo? ¿Por un virus que ha ido matando uno a uno a todos los ancianos que guardaban en su memoria la esencia de lo que somos?
ResponderEliminarNo voy a saltar al vacío. Alguien tiene que quedar para contarlo.
Cuando veo esta imagen pienso en mi deseo más íntimo: desearía ser un ángel para estar cerca de Dios.
ResponderEliminarToda una calle de edificios vacía y decenas de fotógrafos lanzando sus flashes en una dirección. Miré y entendí el motivo. Solo ella era capaz de atraer tanta atención; Marilyn Monroe en el balcón de la quinta planta de un edificio sentada en la barandilla.
ResponderEliminarLa encontré después de buscarla durante años. Mi único objetivo como padre era salvarla. En alguna ocasión estuvimos cerca, pero esa maldita sustancia me la arrebataba. Hoy se dejó ver, estaba colgada, su mirada perdida y lánguida me asustó. Le tendí una mano y ella la aceptó.
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