La brisa del mar acaricia mi cara mientras tomo un margarita tumbada en la playa. El suave oleaje me sirve de nana. No quiero abrir los ojos, estoy tan tranquila y relajada...
El sonido del teléfono me sobresalta dando al traste con mis vacaciones imaginarias.
Texto: Rosa Martínez Famelgo.
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Gracias por publicar mis Vacaciones.
ResponderEliminarSaludos desde el aire
Te entiendo perfectamente. He viajado tantas veces con la imaginación!
ResponderEliminarSiento que el teléfono te haya bajado del sueño. Besos.
Algún día deberíamos dedicar un espacio al teléfono. Tan importante para acercar a las personas y a la vez tan amargo cuando es portador de malas noticias o, como en este caso, cuando ejerce de "aguafiestas". Buen micro, Rosa.
ResponderEliminarCuántas veces no nos habrá pasado a todos!!!! Huelo a mar... apaguen los teléfonos!
ResponderEliminarSí nada mejor para las vacaciones que el silencio y alejarse un poco de lo cotidiano. Soltemos amarras.
ResponderEliminarA falta de mar de "carne y hueso", no está mal un paraiso mental.
ResponderEliminarMoviles apagados, por favor.
Un saludo Á.