Siendo aún joven se instaló en Cuba, pero mi tía Lourdes volvía cada verano a la casa familiar en el pueblo. Bronceada por el sol caribeño y luciendo ropas sugerentes que dejaban al descubierto parte de su curvilínea figura, aparecía repartiendo besos y abrazos envuelta en aquel perfume de jazmín que aún no he podido olvidar. Su acento meloso y su voz potente resonaban entre los muros de la iglesia, cuando cantaba el domingo en el coro haciendo palidecer de envidia a más de una. Sus cadenciosos contoneos al andar subida en aquellos zapatos de tacón de aguja hipnotizaban a los que jugaban la partida de dominó en el bar de la plaza, cuando pasaba junto a la mesa. Yo la amaba. Un día en la verbena me armé de valor, la saqué a bailar y le confesé mi secreto. Ella me cogió por la cintura y me quiso contar el suyo:- mi niño dijo, yo soy mucho hombre para ti, y poniendo un dedo sobre mis labios los silenció mientras me guiñaba un ojo y me dejaba ahogándome en un mar de dudas.
Paloma, sin palabras me ha dejado ese final. Extraordinario, por cierto. Es un relato muy tierno, bien descrito y desarrollado. Un placer leerlo y releerlo.
ResponderEliminarTe felicito porque estás que te sales.
Un abrazo y a seguir así.
Bueno, bueno, muy bueno!
ResponderEliminarNada es lo que parece, unas veces, más que otras.
Y ese título...
Me ha gustado mucho.
GENIAL Paloma!!! Me ha encantado y el final espectacular.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Precioso y sorprendente. Felicidades, Paloma.
ResponderEliminarEste relato es de los que califico como muy bueno. Está muy bien escrito, muy bien llevado y con un sorprendente final, no se puede pedir más.Enhorabuena Paloma.
ResponderEliminarJeje, nada es lo que parece. Lo triste de aquellos años era tener que salir de la castración mental teniendo que emigrar. Veremos en qué acaba. Final sorprendete en una prosa que nos lleva sensualmente,
ResponderEliminarAunque la guinda es el final, me encanta todo el desarrollo de la historia, muy bueno.
ResponderEliminarMuy bueno y efectista, Paloma, y es que no podemos fiarnos, pues nadie es quien parece en el mundo de la literatura....; bueno, y en ocasiones, en la realidad.
ResponderEliminarAmiga Paloma,
ResponderEliminarEres buena, describes y escribes con el sabor de la buena literatura..
Me gusta ese título pues se sale a flote de muchas situaciones, aún sin saber nadar..
Besicos.
¡Qué bien contada está esta historia! El ritmo narrativo y tono precisos. Las descripciones fantásticas y esa sorpresa final que el lector no espera, es la guinda. Me encantó, Paloma
ResponderEliminarMuy bien contado con descripciones deliciosas y muy visuales y ese final tremendo por lo inesperado.
ResponderEliminarBesitos
Más deseo y pasión, tras contarme la tía su secreto, sentiría
ResponderEliminarA nadar se aprende tirándote al agua. Al principio el agua está fría, pero luego te gusta.
Gracias por tomaros el tiempo de leerlo y muchas más por comentarlo.
ResponderEliminarUn abrazo grandote, sí, creo que eso va a ser lo más justo.
¿No era el amor lo importante...?
ResponderEliminarJejeje...
Muy buen micro, que ya se iniciaba en la frontera de lo permitido (tía-sobrino suena a incestuoso, a pesar de Vargas Llosa, a donde me fui nada más comenzar el relato), y la cruza para alcanzar ¿lo prohibido?
Es divertido, pícaro, tierno... Muchas cosas a la vez. Me ha gustado. Saludos
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