28 diciembre, 2011

La espera


Nada más existió para ella desde aquél día, ni los niños que jugaban a su alrededor escondiéndose tras ella como si solo se tratara de una parte más del mobiliario urbano de la estación, ni aquél caballero que, quitándose el sombrero, se hizo a un lado amablemente al percibir en su mirada el desgarrador vacío de tan infructuosa espera, ni el flash del fotógrafo que una vez más captaba su desolación. Se habían derramado ríos de tinta sobre su caso: “La novia loca que aún espera todos los días al soldado Javier Olmedo en el tren de las seis; nunca aceptó el fatídico día de su regreso en aquél oscuro cajón, cubierto por una bandera, que los soldados bajaron con solemnidad del vagón de carga”. Tampoco supo nunca en qué momento dejó de sentir dolor para convertirse en la estatua de bronce que hoy adornaba la estación. 
Al terminar su artículo Mauricio Contreras se acercó a contemplarla de nuevo y como siempre le embargó la ternura, le parecía tan real su desamparo que en un impulso irracional se quitó la chaqueta y cubrió con ella sus hombros desnudos.
Texto: María Isabel Machín García
Narración: La Voz Silenciosa

7 comentarios:

  1. Muy bien llevado este texto,me gusta la suavidad con la que nos introduces en la soledad de una espera imposible. Enhorabuena Isabel.

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  2. Gracias Inma, un placer verme entre ustedes, admiro tus trabajos, como el de la mayoría de los que escriben en La Esfera . Tu comentario es muy valioso para mí.

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  3. Nueva revisión del mito de Penélope, sensible, delicado y, a la vez, lleno de fuerza.
    Esa imagen del reportero que ofrece su chaqueta me parece todo un hallazgo.
    Enhorabuena!

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  4. Cierto Ana, hay muchas mujeres guardan una Penélope dentro, que esperan para siempre el regreso de su amor sin aceptar que haya muerto ya sea física o sentimentalmente.
    Gracias por tu amable comentario.

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  5. Esta sociedad es dura con quien no es capaz de entrar en su juego de estereotipos y normas. El dolor, como todo, debe tener fecha de caducidad, cuando se hace perenne dentro de un corazón, los tildamos de locos...
    Mucha ternura en este texto.

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  6. Una nueva versión de la Penélope.
    Es una bonita estátua en la estación de bellos y fríos hombros.
    Un texto que habla del dolor de un personaje desde los elementos que fluyen en torno a la estatua que se ha convertido: los niños que juegan, el señor del sombrero, el fotógrafo, el periodista, la estación, la chaqueta...

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  7. Gracias a todos por esta cálida acogida. Es un verdero placer estar aquí.

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