22 mayo, 2012
Temporada de lluvias
Y al otro lado de la ventana, nada de nada; ni uno solo de los hombres que se deslizaban zigzagueando por el cristal era lo que yo estaba buscando. Es cierto que llovían de la mañana a la noche, pero les faltaba algo; no sé, caían desganados, lánguidos, sin brío. Era como si el gris de las nubes en las que habían crecido hubiera teñido también su alma. Tomé una decisión, las próximas vacaciones, las coordinaría con la temporada de lluvias de alguna isla caribeña tal y como mi madre me había sugerido. La experiencia, a juzgar por la sonrisa que últimamente luce su rostro, debe merecer la pena.
Texto: Texto: Paloma Hidalgo Díez
Narración: La Voz Silenciosa
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Jeje, las madres, qué sabias. Que la protagonista no sea muy exigente. ¿Qué tal si se compra unas gafas submarinas? Muy simpático tu relato, Paloma.
ResponderEliminarY pensar que esas almas grises son más abundantes de lo que pensamos..
ResponderEliminarMuy bueno, felicidades!
Un abrazo
Las lluvias, si pertinaces, arrastan hasta con la grisura de las almas. Si finas, se deslíen como la nada.
ResponderEliminar¡Y de nuevo al gris!
Saludos
Espero que la costumbre no se extienda, porque si no... jeje
ResponderEliminarMuy bueno, Paloma. Siempre en temporada de lluvia, jaja. Un beso.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=hGLZqDXau98
¡A bailar y que cada una coja el que más le guste!
;-)
Anabel
Como dijo Jack Lemmon en Con faldas y a lo loco: Nadie es perfecto!
ResponderEliminarMe ha hecho sonreír.
Como dijo Jack Lemmon en Con faldas y a lo loco: Nadie es perfecto!
ResponderEliminarMe ha hecho sonreír.