Hundí sin prejuicio tu te quiero
dentro de la maceta de cristal
que olvidaste a los pies del piano,
junto a la pared, bajo el cuadro rojo.
Aquella artificial palabra perdió
su eco satinado. Luego,
llegó el frío marmóreo y
recordé tus elogios en público
como si de ruido se tratara.
Junto a la lámpara, seguía el
punzón negro que me ayudó
a romper el silencio, entonces,
sentí crecer un pequeño huevo
de codorniz en la garganta.
Texto: Mercedes Solsona Guillén
+ retos aquí
Esto si que es un reto... emplear todas esas palabras uniendolas en una bella poesía. Me ha encantado tu creatividad y lo bien que colocas las palabras propuestas, todo un mérito por tu parte y recibe toda mi admiración por ello. Lo sorprendente... el final con que terminas la obra... enhorabuena por tu inspiración.
ResponderEliminarMuchas gracias Rosa por acercarte por aquí. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buena Mer, me ha gustado.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias Yolanda. Tú eres una maestra y me gusta que te guste.
ResponderEliminarUn beso gordo.
En que poco espacio se pueden unir con coherencia palabras tan inconexas, y además que quede redondo. Estupendo
ResponderEliminarMuchas gracias por acercarte a mi texto...
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