26 noviembre, 2012
Delicado otoño.
La calima lo envuelve todo y un torbellino de aire empuja la hojarasca, que se amontona debajo del sauce. De la chimenea emana un dulce aroma que se cuela por las naricillas de los críos, soliviantando sus juegos infantiles.
Hubiera sido una historia maravillosa, pero en el cuarto renglón las letras se escapan del folio; sólo queda la luz de un candil.
Texto: María Estevez
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Mini relato? Aún así parece el inicio de la historia de un escritor/a buscando empezar un relato...
ResponderEliminar¡Menuda pequeña maravilla! Se asemeja a una de esas poesías wildeanas escritas en prosa breve y evocadora.
ResponderEliminar¿Se puede contar una historia en menos espacio? De todas formas, por algo se empieza. Salutem plurimam!
Podría ser, David. Gracias por comentar..
ResponderEliminarMaria Estevez
Gracias, Jordi!!
Maria Estevez
María, no sé qué te diga, creo que la historia la has hecho maravillosa cerrándola tan oportunamente, no sé yo dónde te hubiera llevado ese principio, este final te ha llevado lejos. Estupendo micro.
ResponderEliminar¡Cuántas veces llega un huracán a los cuadernos, incluso entra en las tripas del ordenador y lo desparrama todo!
ResponderEliminarBuen micro.
Ángeles, Amando: Muchas gracias por pasar y comentar, tan lindo
ResponderEliminarMaria Estevez
Siempre he sostenido que las historias tienen vida. Ahora tengo la confirmación.
ResponderEliminarMuy bueno.
Gracias ,Ana eres muy amable
ResponderEliminarMaria Estevez