Rusti firmaba, hacía suyo todo a su paso. Rusti pensaba que tenía tarifa plana para sellar y personalizar todo su entorno. Rusti conquistaba espacios, paredes, vehículos, monumentos... Era muy popular. Todos hablaban de Rusti. Él se inflaba y seguía engolocinándose saturando su entorno con su sello, sin recordar la máxima de que "nada es eterno" Afortunadamente hoy es el día, iremos a la plaza de la ciudad a ver como le guillotinan las dos manos. Compré dos entradas para el espectáculo
A lo mejor quería dejar huella para no perderse en el camino de vuelta... Sí, hay quien empezó en los pupitres y piensa que todo el mundo es su pupitre... Pero lo de las manos no lo comparto, es talibán. Con que le den un cubo, agua, productos para limpiar o pintura para tapar, quizá fuera suficiente.
En este caso, Rusti no busca expresar sus ideas, no busca la libertad de expresión, busca la fama. En general todos buscamos la fama con la pretensión de convertirnos en inmortales, aunque eso nos cueste caro. Por cierto, FranCo, ¿aún quedan entradas? Buen texto y buen tema de debate. Saludos.
Amando, muy acertado la comparativa con los pupitres. El final que propones no es literario. Necesitaba un golpe de efecto.
Creo que no es ejemplarizante lo del agua y el jabón, he visto que siempre quedan marcas y encima nos cuesta dinero. El agua y el jabón no es gratis. Y el protagonista vive en una sociedad con sus leyes y normas y dictan que al que mancha los lugares público y comunes le amputan las manos. Es ley, que no quiere decir que sea justa. Aunque bien mirado... si ya conocía las consecuencias.
Marcos, siento decirte que no quedan entradas. La carnaza siempre ha sido muy demanda. Es de los espectáculos con más éxito.
Propones que el protagonista busca la fama. Una fama a mi entender con muy pocas miras, pues ¿quién busca la fama escondido tras un anonimato? Una fama entre sus iguales, en una competición por mear lugares y marcar territorio como lo hacen los perros.
Estoy seguro que estos que hablan de arte y tendencias, sobre la cabecera de su cama no tienen pintada su firma, ni uno de sus grafitis en la encimera de su cocina, ni en el espejo de su baño.
Francisco eres un provocador, pero no me extraña, jaja. Estoy con Amando, le pones a quitar eso, que te digo yo que cuesta un montón, además se necesitan productos abrasivos y, con la cantidad de firmas que lleva repartidas, el tal Rusti no vuelve a coger un spray en su vida. No sé si busca la fama o simplemente "reafirmarse"! En el fondo, todo tiene un porqué y eso es lo triste. Besos, como de Reyes Magos.
Querida Isolda, y luego soy yo el provocador. El Rusti te provoca pintando tu casa, ti coche, tu barrio... y los que estamos equivocados somos el resto.
Jaja Ángeles corta por lo sano. Me quedo con la idea de que estos personajes necesitan estar dando la tabarra para sentirse importantes, podían reafirmarse usando las manos para otras cosas más placenteras y no incordiando, estropeando lo que no es suyo.
Inma, siempre he pensado que no existe una forma más nefasta de perder el tiempo y hacerlo perder a los demás. Y que todos se tiran de los pelos cuando ponemos/hablamos de una sanción ejemplarizante, pero es porque no se han levantado y han visto su coche nuevo pintado.
José Francisco esta narración con tu voz ha nacido de nuevo. Gracias
Donde se venden las entradas?
ResponderEliminarCertero!! Me gusta
Abrazos
Maria Estevez
A lo mejor quería dejar huella para no perderse en el camino de vuelta...
ResponderEliminarSí, hay quien empezó en los pupitres y piensa que todo el mundo es su pupitre... Pero lo de las manos no lo comparto, es talibán. Con que le den un cubo, agua, productos para limpiar o pintura para tapar, quizá fuera suficiente.
En este caso, Rusti no busca expresar sus ideas, no busca la libertad de expresión, busca la fama. En general todos buscamos la fama con la pretensión de convertirnos en inmortales, aunque eso nos cueste caro. Por cierto, FranCo, ¿aún quedan entradas? Buen texto y buen tema de debate. Saludos.
ResponderEliminarMaria Estevez, un certero abrazo para ti.
ResponderEliminarAmando, muy acertado la comparativa con los pupitres. El final que propones no es literario. Necesitaba un golpe de efecto.
Creo que no es ejemplarizante lo del agua y el jabón, he visto que siempre quedan marcas y encima nos cuesta dinero. El agua y el jabón no es gratis.
Y el protagonista vive en una sociedad con sus leyes y normas y dictan que al que mancha los lugares público y comunes le amputan las manos. Es ley, que no quiere decir que sea justa. Aunque bien mirado... si ya conocía las consecuencias.
Marcos, siento decirte que no quedan entradas. La carnaza siempre ha sido muy demanda. Es de los espectáculos con más éxito.
ResponderEliminarPropones que el protagonista busca la fama. Una fama a mi entender con muy pocas miras, pues ¿quién busca la fama escondido tras un anonimato? Una fama entre sus iguales, en una competición por mear lugares y marcar territorio como lo hacen los perros.
Estoy seguro que estos que hablan de arte y tendencias, sobre la cabecera de su cama no tienen pintada su firma, ni uno de sus grafitis en la encimera de su cocina, ni en el espejo de su baño.
¡Ay!, Un pais con leyes que guillotinan manos porque el agua y jabón salen muy caros, ¡que actual!.
ResponderEliminar¡ay!, un país donde hay leyes que guillotinan manos porque el agua y jabón salen muy caros¡Que actual!
ResponderEliminarFrancisco eres un provocador, pero no me extraña, jaja. Estoy con Amando, le pones a quitar eso, que te digo yo que cuesta un montón, además se necesitan productos abrasivos y, con la cantidad de firmas que lleva repartidas, el tal Rusti no vuelve a coger un spray en su vida. No sé si busca la fama o simplemente "reafirmarse"! En el fondo, todo tiene un porqué y eso es lo triste.
ResponderEliminarBesos, como de Reyes Magos.
Querida Isolda, y luego soy yo el provocador. El Rusti te provoca pintando tu casa, ti coche, tu barrio... y los que estamos equivocados somos el resto.
ResponderEliminarGracias por leernos.
Pues el final me ha revuelto las tripas. Sospecho que es lo que pretendías.
ResponderEliminarDéjense de mandangas literarias, ¡que le corten la cabeza!!!
ResponderEliminarJaja Ángeles corta por lo sano.
ResponderEliminarMe quedo con la idea de que estos personajes necesitan estar dando la tabarra para sentirse importantes, podían reafirmarse usando las manos para otras cosas más placenteras y no incordiando, estropeando lo que no es suyo.
Inma, siempre he pensado que no existe una forma más nefasta de perder el tiempo y hacerlo perder a los demás. Y que todos se tiran de los pelos cuando ponemos/hablamos de una sanción ejemplarizante, pero es porque no se han levantado y han visto su coche nuevo pintado.
ResponderEliminarJosé Francisco esta narración con tu voz ha nacido de nuevo. Gracias