Muchos lectores se preguntarán ¿qué hace ahora FranCo hablando de vino? ¿Pero si esto es un blog cultural? Muy cierto, La Esfera es un blog de cultura y pienso que no existe una cultura más grande y milenaria que el mundo del vino. Existen evidencias arqueológicas en las que se indica que la producciones de vino más antiguas provienen de una extensa área que abarca: Georgia e Irán (Montes Zagros), datando estos comienzos en el periodo que va desde el 6000 al 5000 a. C.
Pocas son las manifestaciones artísticas o culturales que se siguen manteniendo y cultivando por el hombre después de tantos milenios
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En la elección del vino deja actuar a tu intuición y respeta tus gustos personales |
Durante miles de años alrededor del vino han existido imperios y sustentos de economías. Se convirtió en una bebida imprescindible que elevaba el alma y el espíritu. Los romanos fueron los que más extendieron la cultura del vino, era pilar de la estructuración de su sistema económico, político y organizativo. Cuando el imperio desapareció el relevo recayó en manos de la Iglesia, para la que el vino fue y es un símbolo de su dogma.Actualmente no entendemos la gastronomía sin el vino, ni una velada romántica sin su presencia. También asociamos el vino al placer y a una buena conversación. Seguiría con la lista pero es interminable. Termino como ejemplo apuntando que desde hace un tiempo se asocia a la buena salud un consumo moderado de este líquido milagroso.
Pero me gustaría, como enamorado del vino y borracho reconocido, tirar por tierra algunos puntos de sus múltiples decálogos.
–Desconfiar de los gurús del vino.
Robert Parker es capáz de encumbrar a lo más alto un vino y también llevarlo al infierno. Su palabra es la ley. Se le acusa de globalizar el vino, de “pakerizar” las bodegas por adaptar su producción a los gustos de este gurú. Incluso de haber recibido prebendas por parte de algunos importadores, para “influir” en sus puntuaciones.
Un vino es bueno si a ti te gusta, no por que lo diga este señor. Un vino es como un perfume, que no huele igual en todas las pieles, en este caso en los paladares. Muchas
personas disfrutan comiendo kiwis, mi paladar no lo soporta, le tiene alergia, reacciona de forma violenta.
–Vino blanco para el pescado.
Deja actuar a tu intuición y respeta tus gustos personales por encima de pautas establecidas. Un vino se combina con cualquier plato que tu paladar lo reconozca como armónico. ¿Te gusta tinto con pescado? Entonces toma tinto con pescado.
Mensaje para a los ortodoxos que vengan a Canarias y combinen nuestro cherne guisado con papas arrugadas o nuestro pescado salado con vino blanco, eso si es un pecado. Estos platos de pescado no se entienden sino con vino tinto joven.
–Los aromas del vino.
El vino huele a vino, o sea a las uvas que le dieron origen, los hálitos de la fermentación, la madera donde maduró y las sabidurías aromáticas de la edad si fue añejado. Disfruta de esas fragancias por las fragancias mismas, sin llevarte por los snobs que tratan de explicar su olor con matices de tisana, sotobosque, espino blanco, cardamono, nuez moscada... El vino huele a vino, afortunadamente.
–Denominaciones de Origen.
Estos sellos de ¿garantía? pueden tenerse como referencia de calidad al tener que pasar los caldos por una serie de requisitos o inspecciones. Pero no debemos martirizarnos y encorsetarnos por lo que figure en su etiqueta. En la vida y concretamente en la creación, los artistas más interesantes siempre han sido los rebeldes, los independientes, aquellos que abren caminos. Existen muchos bodegueros que investigan y avanzan por nuevos caminos o que se mantienen pisando aún la uva con los pies y que no están sujetos a ninguna denominación o sello y cuyos caldos que te sorprenderán.
–El vino es placer no acertijo.
No pierdas el tiempo, como lo hacen los que se creen expertos, tratando de adivinar de qué cepa, zona, año o marca estás tomando. Toda esa información está muy clarita en la etiqueta de la botella, léala ahí y a otra cosa.
Siempre recuerdo una entrevista que le hicieron a Julio Iglesias en tv. Él presume de ser conocedor de los vinos y un gran bebedor y le dieron a probar una copa proponiéndole que catalogara el vino y lo comentara. Su respuesta después de probarlo y darse un tiempo fue “Este vino puede ser un vino joven... y también puede ser un vino viejo” Y se quedo tan ancho.
Y se me olvidaba, aunque estoy seguro que eso ya lo sabes: Elegir un vino es como elegir una obra de arte. Existen muchos pseudos artistas muy cotizados pero de dudosa categoría El mejor vino no es el más caro.
Hasta el próximo Editorial del domingo que este borracho, ignorante en vinos, se va a beber una copita de vino y disfrutarlo por encima de sugerencias impuestas.
Artículo: Francisco Concepción
Pero me gustaría, como enamorado del vino y borracho reconocido, tirar por tierra algunos puntos de sus múltiples decálogos.
–Desconfiar de los gurús del vino.
Robert Parker es capáz de encumbrar a lo más alto un vino y también llevarlo al infierno. Su palabra es la ley. Se le acusa de globalizar el vino, de “pakerizar” las bodegas por adaptar su producción a los gustos de este gurú. Incluso de haber recibido prebendas por parte de algunos importadores, para “influir” en sus puntuaciones.
Un vino es bueno si a ti te gusta, no por que lo diga este señor. Un vino es como un perfume, que no huele igual en todas las pieles, en este caso en los paladares. Muchas
personas disfrutan comiendo kiwis, mi paladar no lo soporta, le tiene alergia, reacciona de forma violenta.
–Vino blanco para el pescado.
Deja actuar a tu intuición y respeta tus gustos personales por encima de pautas establecidas. Un vino se combina con cualquier plato que tu paladar lo reconozca como armónico. ¿Te gusta tinto con pescado? Entonces toma tinto con pescado.
Mensaje para a los ortodoxos que vengan a Canarias y combinen nuestro cherne guisado con papas arrugadas o nuestro pescado salado con vino blanco, eso si es un pecado. Estos platos de pescado no se entienden sino con vino tinto joven.
–Los aromas del vino.
El vino huele a vino, o sea a las uvas que le dieron origen, los hálitos de la fermentación, la madera donde maduró y las sabidurías aromáticas de la edad si fue añejado. Disfruta de esas fragancias por las fragancias mismas, sin llevarte por los snobs que tratan de explicar su olor con matices de tisana, sotobosque, espino blanco, cardamono, nuez moscada... El vino huele a vino, afortunadamente.
–Denominaciones de Origen.
Estos sellos de ¿garantía? pueden tenerse como referencia de calidad al tener que pasar los caldos por una serie de requisitos o inspecciones. Pero no debemos martirizarnos y encorsetarnos por lo que figure en su etiqueta. En la vida y concretamente en la creación, los artistas más interesantes siempre han sido los rebeldes, los independientes, aquellos que abren caminos. Existen muchos bodegueros que investigan y avanzan por nuevos caminos o que se mantienen pisando aún la uva con los pies y que no están sujetos a ninguna denominación o sello y cuyos caldos que te sorprenderán.
–El vino es placer no acertijo.
No pierdas el tiempo, como lo hacen los que se creen expertos, tratando de adivinar de qué cepa, zona, año o marca estás tomando. Toda esa información está muy clarita en la etiqueta de la botella, léala ahí y a otra cosa.
Siempre recuerdo una entrevista que le hicieron a Julio Iglesias en tv. Él presume de ser conocedor de los vinos y un gran bebedor y le dieron a probar una copa proponiéndole que catalogara el vino y lo comentara. Su respuesta después de probarlo y darse un tiempo fue “Este vino puede ser un vino joven... y también puede ser un vino viejo” Y se quedo tan ancho.
Y se me olvidaba, aunque estoy seguro que eso ya lo sabes: Elegir un vino es como elegir una obra de arte. Existen muchos pseudos artistas muy cotizados pero de dudosa categoría El mejor vino no es el más caro.
Hasta el próximo Editorial del domingo que este borracho, ignorante en vinos, se va a beber una copita de vino y disfrutarlo por encima de sugerencias impuestas.
Artículo: Francisco Concepción
Amén.
ResponderEliminarDe amante de vino a amante de vino.
Muy cierto. Yo solo apuntaría que, igual que la Denominación de origen no lo es todo, tampoco lo es "Vino de mi cosecha".
ResponderEliminarPrueben, comparen y, si no te hace un agujero en el estómago, disfruten.
Palabra de desentendida en vinos.
Totalmente de acuerdo. Lo mejor del vino es disfrutarlo y si es con un grupo de buenos amigos y una buena comida, miel sobre hojuelas.
ResponderEliminarSaludos!
Gran entrada sobre el vino. Gracias por compartir y desmitifcar un poco el loco mundo del vino.
ResponderEliminarEl vino esta para disfrutar y gozar la vida, lo demás son complementos que le quieres añadir tu. Pero tu mandas en tus gustos, y por tanto en como disfrutar de él.
Salud y a disfrutad!
Virgnia.
Y ya que estamos en una página cultural, hip, os traigo un soneto de Jorge Luis Borges sobre nuestro común amigo, el vino.
ResponderEliminar¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
Pablo Neruda tiene una oda al vino, pero quizá resulte un poco larga. A cambio aquí dejo unas coplas de Nicanor Parra, que resultan, acaso más festivas que el soneto de Borges:
ResponderEliminarCoplas del Vino
Nervioso, pero sin duelo
a toda la concurrencia
por la mala voz suplico
perdón y condescendencia.
Con mi cara de ataúd
y mis mariposas viejas
yo también me hago presente
en esta solemne fiesta.
¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conversado
entre dos almas gemelas?
El vino tiene un poder
que admira y que desconcierta
transmuta la nieve en fuego
y al fuego lo vuelve piedra.
El vino es todo, es el mar
las botas de veinte leguas
la alfombra mágica, el sol
el loro de siete lenguas.
Algunos toman por sed
otros por olvidar deudas
y yo por ver lagartijas
y sapos en las estrellas.
El hombre que no se bebe
su copa sanguinolenta
no puede ser, creo yo
cristiano de buena cepa.
El vino puede tomarse
en lata, cristal o greda
pero es mejor en copihue
en fucsia o en azucena.
El pobre toma su trago
para compensar las deudas
que no se pueden pagar
con lágrimas ni con huelgas.
Si me dieran a elegir
entre diamantes y perlas
yo elegiría un racimo
de uvas blancas y negras.
El ciego con una copa
ve chispas y ve centellas
y el cojo de nacimiento
se pone a bailar la cueca.
El vino cuando se bebe
con inspiración sincera
sólo puede compararse
al beso de una doncella.
Por todo lo cual levanto
mi copa al sol de la noche
y bebo el vino sagrado
que hermana los corazones.
Como apunta Tinta violeta y Nuria Virginia, lo mejor del vino es disfrutarlo y desmitificar toda la parafernalia que ha crecido a su lado.
ResponderEliminarAna J., cuanta razón tienes con lo eso de "vendo vino de mi cosecha" (carteles que aparecen como setas por las zonas rurales) y confunden brebajes con vino.
Amando los poetas y los escritores siempre van de la mano del vino.
Diego, gracias por comentar.
Me ha encantado Francisco. Soy de las tuyas, me gusta el vino y solo el vino, casi no bebo otro tipo de alcohol. Tus puntos son muy acertados. Cada uno tiene que saber lo que le gusta por sí mismo.
ResponderEliminarIn vino veritas y salud también!
Besos, tintos.
Además, ¿no han visto como cambia el ambiente de una comida cuando tras la primera copa de vino, del silencio y la timidez se pasa al jolgorio y las risas? Me apunto.
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