A las trece y trece del día trece, como cada mes, alguien le informó en el lugar habitual. Tras nombrar una calle, dijo,‘quince con cero cuatro’. Resopló, mas no había otro remedio, si lo quería. En el número quince de tal calle a las cuatro de la madrugada. Para no levantar sospechas, el plan parecía infalible de tan simple: alguien pasa junto a otro y, sin detenerse, dice un nombre y un número con dos decimales. Ni una repetición ni una parada, como un vuelo veloz de golondrina. Pero la pasma siempre detenía a alguien. ¿Inexplicable? ¿Soplones…?
Noche nubosa, luna nueva: para la policía será imposible seguir sus movimientos y encontrar el portal donde espera el alijo, aquella mercancía perseguida por las fuerzas del orden que, sin piedad, diezman a los consumidores.
Lleva una bolsa de deporte, donde podrá guardar sus dosis mínimas cotidianas. Ya en el número quince, el corazón se acelera. Aunque este traqueteo anímico no sólo es por alcanzar lo que ansía. Tiene miedo. Ha escuchado pisadas a su espalada. Y más que su siseo sobre el suelo, le asusta su sigilo, el esfuerzo por pasar inadvertido de quien camina tras él…
—¡Policía! ¡Las manos contra la pared!
Algún día debía sucederle. Un intercambio al mes es excesivo. Ante la sorprendida mirada del agente, quien cumple con la estricta orden de eliminar a cada integrante del grupo, para evitar contagios al resto de ciudadanos, centenares de libros de poesía, razón de la existencia y de las peligrosas actividades de la organización clandestina, Libre te quiero libre.
Texto: Amando Carabias
Narración: La Voz Silenciosa
Números, policía y poesía: mala coincidencia en esta historia clandestina.
ResponderEliminarY decirte, Amando, que no pares de escribirnos así, asiduo, y más de una vez al mes.
Qué drástica orden, eliminar para evitar la contaminación, uf, creo que estoy muy contaminada, repito más de una vez al més. Los libros son peor que las drogas.
ResponderEliminarSaludos.
Ahora será un texto ficticio, pero no debemos olvidar que cosas similares a ésta sucedieron.
ResponderEliminarAmando, estás en racha. Sigue cada 15 días con un nuevo texto, la droga es necesaria.
Un grito de libertad al final del texto me ha puesto los pelos de punta...
ResponderEliminarUn abrazo
María Estévez
Querido Amando: empiezo por esa maravillosa interpretación de Amancio Prada, que enlazas al final. (Siento decirte que leí del tirón: Libre, te quiero libre, en realidad no lo siento) La historia me ha sorprendido mucho; esperaba un giro, pero no en relación a libros de poesía. Una muy buena idea y no te digo nada que no sepas, si te llamo "escribidor"
ResponderEliminarBesos
Dácil: Muchas gracias. Aunque no lo creáis lo intento, pero hay épocas en que la inspiración se retira a sus cuarteles de invierno, aunque sea primavera, verano, otoño...
ResponderEliminarYashira: Lo más drástico es que se trate de poesía, que es el arma literaria más revolucionaria, quizá porque es la más humana. Por favor, no acudas a ningún centro de desintoxicación. Nos convertiremos en aquello que ya vaticinó George Orwell... Y por aquí no creo que existan alfas.
Francisco: Es ficiticio hasta cierto punto. ¿Conocéis muchas librerías en que los libros de poesía ocupen buen lugar en es escaparate, o en las mesas donde esperan las novedades?
Aniagua Efectivamente, eso pretendía. Parece que has descubierto el enlace al poema de García Calvo que popularizó Amancio Prada.
Isolda: Muchas gracias. Lo cierto es que la poesía -qué te voy a contar- puede ser como una droga y crea adicción. Jajaja
Magnífica recreación distópica de un futuro en el que la poesía será una proscrita.
ResponderEliminar¿Me perdonarás si formo un brazo disidente de la Organización al que poder afiliarme? Sería el LTQL-ep (Libre Te Quiero Libre-en prosa).
Ahora en serio, me ha parecido un texto estupendo, en forma y en fondo.
Ana: Querida, Ana, ya sabes que tú tienes libertad absoluta, siempre te quiero en mi equipo, así que...
ResponderEliminarAhora en serio, tu añadido al nombre de la organización, ese 'ep', me hace pensar sobre la pregunta clave, la que quizá aún no tenga respuesta, o tenga tantas que por eso mismo es que como si no existiese: ¿Qué es poesía? Esta misma tarde leía el prólogo de un libro en el que se afirma en latín que donde hay pintura hay poesía. ¿Qué es poesía? D. Antonio Machado la definió como palabra en el tiempo. Y quizá sea la mejor de todas las posibles, porque, entre otras cosas, exime de perdernos en lo formal y atiende al fondo de la cuestión.
¿Es poesía todo lo que se escribe en verso? ¿Todo lo que se escribe en prosa carece de poesía?
¿Qué es poesía?
Sólo hay una cosa en la que más o menos casi todos los que saben de estas cosas están de acuerdo: la poesía tiene que tener ritmo, pues pretende alojarse en el interior de las personas, pues así nació como pariente de la misma música... Y dicho esto, no hemos dicho nada, porque el modo en que se llega al ritmo es tan variado y hay tantas posibilidades que hemos avanzado más bien poco.
Estoy de acuerdo en cuanto a lo del ritmo. Tal vez sea el punto de encuentro.
ResponderEliminarTe dejo mi comentario como adicta sin intención de recuperarme. Larga vida a las letras! Que continúen estas dosis de creatividad, mi amigo. No tiene idea cuánto se te agradece!
ResponderEliminarUn abrazo desde Buenos Aires!
Bee Borjas: Muchas gracias. Comentarios como éste y el del resto de amigos/lectores son los que dan ánimos para continuar en la tarea.
ResponderEliminarUn saludo
José Francisco, Muchas gracias por haber leído anoche este micro. Con la música de Mancini hasta yo me he inquietado con esta persecución...Desde aquí se puede acceder al audio.
ResponderEliminarGracias Amando. ¿Tengo permiso para grabar el libro Alas Rotas? No para publicarlo. Es por el puro placer de tenerlo.
ResponderEliminarPerdón, Amando.
ResponderEliminarSalió el comentario con mi cuenta de Amigos del Tenorio.
Sigue en pie la petición de poder grabar tu libro Alas rotas.
José Francisco: Como te he dicho en privado, no sólo tienes permiso, sino que será un honor impagable para mí que haya una edición de "Alas Rotas" grabada con tu voz. No sé si merezco tanto, en serio.
ResponderEliminarEstoy puliendo y programando el texto a publicar, como acabo de comentar en la entrada que tan cariñosamente me hizo FranCo. En cuanto lo tenga te lo enviaré entero para que antes de meterte en semejante tarea, valores si merece la pena.
De pronto, me ha entrado el vértigo.
Lo mismo os parece un tostón infumable. Si es así, por favor, no pierdas tu valiosísimo tiempo. No merecerá la pena.
En todo caso un abrazo enorme.