Esa sombra oscura, amortajada, nos regala un crepúsculo cansado, carcome mis entrañas.
Ni el sol ni la luna son capaces de resucitar la primavera de ayer, ni aquella navidad pasada entre nubarrones.
Mis sueños convertidos en vapores agitados de humo y niebla, agitados por la locura de no olvidarte, renegando de todo, de mi, me alejan de todo.
Te busco y te veo, te encuentro y ¿qué?
Nada. No conoces mi rostro, ni entiendes mi mirada suplicante.
Cada vez más lejos, los sueños me abandonan y siento cómo te esfumas nada más llegar, cual neblina pasajera.
Al alba te espero, pero como cada día al alba te vas, cada vez más lejos.
Ni el sol ni la luna son capaces de resucitar la primavera de ayer, ni aquella navidad pasada entre nubarrones.
Mis sueños convertidos en vapores agitados de humo y niebla, agitados por la locura de no olvidarte, renegando de todo, de mi, me alejan de todo.
Te busco y te veo, te encuentro y ¿qué?
Nada. No conoces mi rostro, ni entiendes mi mirada suplicante.
Cada vez más lejos, los sueños me abandonan y siento cómo te esfumas nada más llegar, cual neblina pasajera.
Al alba te espero, pero como cada día al alba te vas, cada vez más lejos.
Texto: +Gustavo garcia pradillo
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