¿Te animas a escribir una historia a partir de esta imagen?
Anímate a escribir un micorrelato—original, imprevista, de un solo tuit— a partir de esta imagen? Los mejores #microrrelatos formarán parte de un libro en papel al finalizar el #confinamiento.
Puedes participar con tu microrrelato cada día.
Gracias a cuantas voces y escritores se están sumando a #MicrosConfinamiento. Una iniciativa que nace desde nuestra cuenta de Twitter, aquí.
Estamos tejiendo en "una distancia muy cercana" una comunidad que vive un hecho sin precedentes y que nos unirá para siempre en un libro en el que quedarán impregnadas nuestras reflexiones y lo que estamos sintiendo confinados.
Deja tu microrrelato en los comentarios. Máximo 280 caracteres.
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(*) Cada día una imagen. Más fotos aquí: MicrosConfinamiento
-Buenas, hermana. Se le levantan las faldas y puede despertar el ansia de pecadores.
ResponderEliminar-Lo siento Padre Jacinto, salí de prisa y me puse lo primero que encontré en el armario. No sabía que el aire levantaría tanto estas telas baratas.
-Pues quiero verla por la Iglesia para confesarse, y debe ir a escuchar misa. Mañana hablaré de su caso en público, bueno, no habrá gente debido al encierro por este desgraciado virus, pero se emitirá por la televisión del Municipio.
-No iré Padre Jacinto, ni veré televisión. Para mí Dios es lo primero, sin que me lo anden diciendo... Vine desnudita al mundo y voy a dar de comer a unos gatitos enfermos. ¿Lo haría usted?, a que no, pues esa es mi misa, mi fe y mi religión.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSonaba un frus, frus al roce del can can . Probablemente él quiso abrazarla pero no era el lugar y el momento ya era pasado.
ResponderEliminarParapetado tras la ventana enrejada del confesonario, una vez más la escuchó reteniendo cada vacilación, cada silencio, cada palabra. Cuando terminó, con voz templada sentenció que solo la absolvería si repetía aquellos actos impuros con él.
ResponderEliminarY el séptimo día Dios descansó de hacer necedades y salió a la calle a juntar aire con faldas de seda; reflejos espasmódicos con sombrero; mirada abajo y a la derecha y armonía de calzado izquierdo negro tacón con la mágica puntera del blanco púa. Belleza, aroma y soplo.
ResponderEliminar- No tenga apuro, señorita, lo que se han de comer los gusanos, es justo y necesario que lo veamos los humanos. (¡Y que Dios la bendiga por el regalo! -se alejó el cura murmurando.)
ResponderEliminar-Padre Néstor, bendición
ResponderEliminar-Que Dios me la bendiga siempre, hija mía.
Mantener la fe
ResponderEliminarSer cura no es fácil, y menos aún en estos tiempos de egoísmo, injusticia y violencia. Si a eso le añadimos el coronavirus no es de extrañar que los fieles duden. Ellos y nosotros. A los representantes de Cristo, me refiero. A mis compañeros, me refiero. A mí, me refiero. No es que mis dudas me hayan sobrevenido a raíz de lo que estamos viviendo. Me venían de atrás, pero se habían agravado estos días. Hasta ayer, que tuve que salir de la casa parroquial a dar la extremaunción de la señora Emilia y de regreso el Señor me mandó una prueba de fe. Me crucé con una hermosa mujer (sí, los curas también somos capaces de apreciar esa belleza, eso sí, sin lascivia ni deseo carnal). Me sorprendió que no llevase ni mascarilla ni guantes. Más aún que vistiese un elegante traje y zapatos de tacón alto. En otro momento pensaría que iba de fiesta, pero estando, como estamos, confinados por el coronavirus, descarté esa posibilidad. En estos días las calles están tan vacías que saludo a cualquiera que me cruce, eso sí, en la distancia. Con esta hermosa mujer no iba a ser menos. Y cuando me disponía a saludarla quitándome mi sombrero saturno, el viento me regaló la imagen más hermosa que nunca antes había visto. Justo al girarme el viento de poniente, revoltoso y juguetón, levantó la larga falda de la muchacha dejándome ver todas sus lozanas piernas y el hermoso lugar donde se juntan.
He mal dormido recordando algo tan bello. He bien dormido convencido de que algo así sólo puede ser obra del Creador. Mi fe está a salvo.
Hola Julian, interesante texto. Gracias por participar. Pero está fuera de las bases: máximo 280 caracteres.
EliminarRecuerda que esta iniciativa nació en Twitter.
Como buen escritor serás capaz de adaptarlo si deseas que figure en la antología.
Madre mía, disculpad. Entendía 280 palabras, no 280 caracteres. Lo reescribo. Gracias.
EliminarTe esperamos. Puedes participar en calquiera de las entradas. Saludos.
EliminarEl cura aprovechó el viento y se llevó la mano al sombrero para mirar las preciosas piernas de la joven que no consiguió sujetar el vestido.
ResponderEliminar—¡Padre! ¿Qué hace? —dijo la catequista.
—Alabo la creación de Dios, hermana.
La catequista se alejó, maldiciendo haberse puesto pantalones.
El viento embolsó su vestido cuando ella se sorprendió. Sus delicadas
ResponderEliminarpiernas con tacones blancos, y su mirada cayendo hacia las manos del
viento. El sacerdote se toma el sombrero y la mira sonriendo con un libro en
la mano ocultando quizás la Cruz. El sacerdote con su pie derecho levantado
como un trapecista de la vida, también por “su” viento, apenas sonríe a la
joven sorprendida cuando el viento acarició sus piernas de Marilyn.
Francisco Javier Aguirre
ResponderEliminarEn estos tiempos de riesgo urbano, ¿serían capaces un eclesiástico y una dama de realizar el intercambio de sus faldamentos fundamentales para minimizar los efectos del vendaval, sin calcular los efectos colaterales cuando regresen a sus respectivas congregaciones?
Cuando terminemos este palo de las fotos, volando para el estudio de grabación, que Veronique cante esas canciones pegadizas con acento de adolescente putita y en francés. Editamos, promocionamos y nos hacemos de oro. ¡Basta de trabajos aburridos! ¡Basta de temerle más a la factura de la luz que al dentista! ¡Esta es la idea que he perseguido toda la vida! Debo agarrarla dentro del sombrero para que de mi cabeza no se vuele a otra. Yo lo vi primero.
ResponderEliminarPeores que la lujuria, la gula y la pereza , que tan ricas cosquillitas a todos nos aportan , debe ser la infame y horrenda ingratitud, verdad, ¿padre?, Uh qué cara de baboso que tiene, parece un reptil, mejor no le digo nada, evito el contacto visual y sigo caminando. Ojalá la nueva niñera se lleve con los chicos. Es simpática, y barata. Viene ratonil la cosa, el padre de Luis no pasa la mensualidad hace 4 meses y no atiende al abogado, el de Pepín pobrecito, para que suelte un duro se lo tienes que extripar con una tenaza. Firmaría no verlo jamás. ¡Con todos los tipos caballeros y guapos al principio son todos unos divinos, después agarrate. El forro primero y el espiral después. 2 a 0 . Pero mis hijos son lo mejor que me pasó en la vida. Pero,¿ no podía tocarme alguna vez uno de normalito al menos? , ¡no que va! Siempre el que viene es peor que el anterior …voy a terminar añorando a Camilo mi novio de cuando tenía 8. Me dijeron que se hizo cura. ¿No sería el que me venía mirando recién? Patearía los zapatos y saldría corriendo a buscarlo, y que no me salga con que se casó con Dios y la virgen.
ResponderEliminarAh, esta es la dirección : “Se necesita Modelo que sepa preparar café. “
El café me sale bien. Son las tostadas las que se me queman.
Por la calle saludo a todo el mundo. No iba a ser menos con esta hermosa mujer. Al hacerlo, el viento, revoltoso y juguetón, levantó su falda.
ResponderEliminarHe mal dormido recordando algo tan bello. He bien dormido convencido de que algo así sólo puede ser obra del Creador. Mi fe está a salvo.
Ahora sí que se ajusta a las bases. Gracias por participar.
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ResponderEliminar¡Ahh, Roma, como si no le bastara ser eterna! La piedra milenaria, el fruto de las manos anónimas desaparecidas en el polvo, homenajean emperadores, ofrecen libaciones a los dioses o albergan desde el alba nuevas religiones. Supo capturar entre sus fauces la belleza que se escurre con el paso de los siglos, y aun en ruinas brilla esplendida.
El prete levantó los ojos y observó alrededor, el viento le hacía bailar la sotana. Con la mano izquierda aseguró el sombrero a punto de echar a volar. Junto a él pasó una mujer de vestido rojo, intentaba en vano que su pollera la expusiera demasiado. Hubiera deseado decirle que el viento irrespetuoso no cejaría en su intento y nadie debería avergonzarse de la belleza. Pero solo atinó a sonreírle.
Hoy la veré.
ResponderEliminarY hoy, ensayo general. Por Anselmo, llego tarde al teatro. Si se deprime, quedamos. Su
autoestima crece por mi fracaso con las mujeres, dice.
Voy vestido ya de mi personaje, de cura. Ella va a pasar pronto. Por ahí viene. Hace
viento. Llego a su altura.
- ¡Hola!
Ni me mira. El aire levanta su falda.
Quizá Anselmo tenga razón.
Autor: Juan Pedros Carrasco García
-Sólo es cuestión de medidas, señorita !!! Medio metro más larga la falda y sus manos gozarán de libertad.
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