¿Te animas a escribir una historia a partir de esta imagen?
Hoy celebramos el DIA del LIBRO
Anímate a escribir un micorrelato—original, imprevista, de un solo tuit— a partir de esta imagen? Los mejores #microrrelatos formarán parte de un libro en papel al finalizar el #confinamiento.
La consigna es que el micorrelato transmita la particularidad que vivimos el Día del Libro de 2020.
Gracias a cuantas voces y escritores se están sumando a #MicrosConfinamiento. Una iniciativa que nace desde nuestra cuenta de Twitter, aquí.
Estamos tejiendo en "una distancia muy cercana" una comunidad que vive un hecho sin precedentes y que nos unirá para siempre en un libro en el que quedarán impregnadas nuestras reflexiones y lo que estamos sintiendo confinados.
Deja tu microrrelato en los comentarios. Máximo 280 caracteres.
Puedes participar con tu microrrelato cada día.
(*) Cada día una imagen. Más fotos aquí: MicrosConfinamiento
Y llegó el día y los aplausos se escribieron, se había celebrado el día de la libertad.
ResponderEliminarDecidió de una vez por todas dejar de aferrarse a realidades efímeras. El amor fue una herida permanente. Cada paso que daba, era un golpe al costado.
ResponderEliminarTodas las noches, escapaba de su realidad. No quería flores que morían con los días. Ahora sólo, regaba su mente con verdades.
Pasaba una a una las páginas del libro raidas por el paso del tiempo. Su olor ocre le recordaba lo anciano que era y que debía dejar que otro erudito tomara el relevo. Pero pensar que estropease el libro le probocaba inquietud y desasosiego. No, era mejor que el siguiera custodiando el libro más importante de la historia; la biblia.
ResponderEliminarComo no me gusta leer voy a utilizar este libro viejo para plantar una flor. Así uniré lo útil con lo bello ya que lo bello es dos veces útil.
ResponderEliminarLo encontré en el polvoriento desván. Aquel libro era especial, un regalo de Lucas. Soplé la cubierta para desempolvarlo y cuidadosamente lo abrí. Entre sus páginas estaba la rosa mustia, aplastada, sin aroma; pero con la belleza de sus hojas aterciopeladas. Florescencia emocional.
ResponderEliminar¡Nos encantaban los sábados! Regar las palabras y esperar crecer los versos. En todas las azoteas brotaban los libros. En la semana del veintitrés de abril, todos los mercadillos de los barrios compartíamos sus frutos: poemashierbas, cuentosdespera y fábulas/limonhadas con humor.
ResponderEliminarY, cuando llegue el día, la vida seguirá brotando hasta en las más áridas páginas de nuestra historia.
ResponderEliminarLlevaba una vida sin escribir. Sin plasmar ni un sentimiento, idea o maldad en un trozo de papel. Y, por ello, se sentía vacío; seco. Decidió que ya no más. Que regaría sus días con palabras y sentimientos. Obligaría al mundo a recordarle una vez que se hubiese ido. Solo necesitaba un buen comienzo ya que el inevitable fin lo tenía cerca.
ResponderEliminarAntes de mudar en sus manifestaciones energéticas, llevando sus petates áuricos a otro plano, Nonna Peppina distribuyó sus posesiones que eran muchas como mucha era también su parentella. Olivares y viñedos fueron para sus nietas Luciana y Carolina.
ResponderEliminarIrene tan solo recibió un grueso libraco polvoriento,: “Un día , una línea” , recomendó la nonna.
Mientras crecía, la niña fue descubriendo las propiedades del libro que era un oráculo y le hablaba, tornando en calma, la angustia, y en luz, cualquier tribulación que la aquejara, encaminando sus pies hacia las mejores decisiones.
Irene y el libro salieron a recorrer el ancho mundo, llevando paz y sabiduría a cuantos hallaron en su camino, que no fue más allá de 8 aldeas a la redonda.
Conoció Irene a un hermoso leñador con modales y sensibilidad de príncipe y vivieron en una cabaña alta en la niebla suspendida sobre una nube azul.
Y fueron muy felices y plantaron y comieron toda variedad y especie de hongos, y prosperaron vendiendo hamburguesas de rovellons con nueces , ajo, perejil y piñones.
Probarlas, decían, era ir a tutearse con los ángeles.
Fue que el leñador pasó al otro plano y le dijo a Irene que antes de comenzar a andar, iba a esperarla.
Irene supo que debía poner en orden entre las cosas que dejarían de pertenecerle, y viceversa; apenas mudara a otro lugar en el espacio.
Distribuyó sus montañas fecundadas de rovellons, y a su nieta Peppina , le entregó el libro santo : Este libro guiará tu alma durante este tránsito; será tu amigo y sobre todo, impedirá que recuerdes con dolor.
Dame ahora un beso y da la vuelta.