23 enero, 2009

AZUL


Llegamos, ¿lo oyes?, está allí abajo y rebosa en la playa. Es su bruma la que repta por el acantilado hasta nosotros y trae el olor de las algas y del salitre.

El hombre dirige su cara con ojos inválidos al inmenso espacio, al gran abismo líquido. Ella ya no está, ahora es su hija quien le cuenta, quien le describe todo aquello que le queda por conocer.

La niña sigue hablando, es una superficie plana y se riza, papá, como las puntas de un cabello corto al viento. De techo tiene el cielo al que se une en el horizonte, ese lugar inalcanzable donde se pierde mi vista. Aire el cielo y agua el mar, pero en unas dimensiones sin fin rodeando a todo, a todo, incluyendo donde estamos y a nosotros.

El le pregunta, ¿de qué color es, niña, de qué color? Es azul, azul oscuro y brillante al Sol como la voz de mamá cuando hablaba de tí…

Y bajaron hasta la playa, en la orilla, la espuma blanca funde las huellas dejadas en la arena, y el sonido del rompiente dispersa en el mar los recuerdos, como el arrullo a los sueños.



Texto: Dácil Martín

1 comentario:

  1. El olor de la voz, el olor de los recuerdos.
    Absolutamente sugerente

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