Decía Bert Stern, autor de esta foto de Marilyn Monroe : «Marilyn no se dejaba inmovilizar. Era inútil esperar una imagen de ella (...) Marilyn era un fantasma. Si se inmoviliza, aunque sólo sea un instante, su belleza se desvanecerá. Fotografiarla es como fotografiar la propia luz.
Toda nuestra atención se concentra en las tomas. Bebemos champán. Es difícil, muy difícil, porque ella no está quieta ni un momento. Mariposea. Es un fuego fatuo, tan inasible como el pensamiento, tan vivo como la luz que acaricia su cuerpo. Es una ilusión.»
Pero en esta foto el mito (Marilyn Monroe) se convierte en humano, y al contemplarla no podemos evitar que nuestra mirada vaya a ese trozo de carne zurcida, tras la extracción de su vesícula biliar. Afortunadamente no existía el Photoshop para privarnos de sus lados oscuros, los que reforzaban su estatus de icono (sus depresiones, adipciones a fármacos y alcohol, su posible suicidio...) lados que ella iluminaba con una luz cegadora. Que morbosa nos parece su cicatriz chapucera. El Photoshop está haciendo que nos enamoremos de iconos virtuales. Como nos gustan las varices, la celulitis, las imperfecciones... Nos hubiéran privado de esta foto, si hubiera existido en los 60 Photoshop.
a menudo el encanto está justo en la imperfección
ResponderEliminarCierto, la imperfección es como un sello de originalidad ¿A caso los dioses griegos eran perfectos? Para mi esta diosa norteamerica es más que un sex-simbol, es todo un icono que representa toda una época
ResponderEliminarBelleza con marcas, es belleza real.
ResponderEliminaralgunos cuestionan la imagen, otros la forma de abordarla...es la historia sin fin (afortunadamente!)
saludos cordiales!
interesante nota... la subjetividad, esa que arregla toda imperfeción... saludos!
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