29 enero, 2010

El bulto (IV)

Peggy estaba tan fuera de sí que la tomaba con todos los allí presentes.
Montse, no te rías que mí no tener gracia! –Le gritó, con su peculiar acento británico, a la chica X , haciéndole perder la incógnita.
-Perdona Catherine, es que no me esperaba tu reacción ante tal acto romántico – dijo Montse para volver a reír.
-Aaah, no…? ¿Tú que haber hecho si ser yo? –Le preguntó Catherine, sin esperar que la catalana se ruborizara.
-Puess…, no sé, a lo mejor estoy a tiempo de hacer lo mismo –Dijo con una mirada afilada y amenazante, pero con sonrisa divertida. A mí se me ponía una sonrisa de tímido corderito indefenso, a medida que Catherine se iba acercando hasta donde estaba yo.
- Uff, Jose que mal te veo, –Dijo Musculitos– no te imaginas de lo que es capaz de hacer mi hermana –añadió el enlutado hermano.
Aaaah es tu hermano! –Dije, casi gritando de alegría, y todos volvieron a explotar de risa. Mi reacción les resultaba absurda e inesperada. Montse celebró mi ocurrencia frotándome la cabeza con su puño como si estuviese lavando un trapo.
-Creo que voy a echarme un ratito, estas risas me han agotado –Dijo, mientras me guiñaba un ojo, y se fue por la puerta que daba al pasillo. Mi corazón palpitaba con fuerza, era como si hubiese recuperado aquel bulto de forma inesperada.
-Chico, no se que cojones te pasa. Lo de anoche parece que te ha afectado. Ni que fuera la primera vez… -Dijo Musculitos- Deberías darte una ducha fría –Concluyó.
-Si…, bueno, la verdad es que aún estoy fuera de juego –Acerté a contestarle.
-Bueno, tortolitos me voy a darme un baño, que si no se me hará tarde -Dijo el hermano de Montse, antes de salir de la cocina con una tostada en la mano.
No había entendido aquello de tortolitos “¿Sería una broma?” pensé. Sin embargo, al mirar a Catherine me vino un presentimiento. Su boca se había derretido en una extraña sonrisa y sus ojos se habían achinado aún más.
-Tú perdonarme, Jose, pero ya sabes que no gustarme que me besen en público –Dijo Catherine.
Quedé paralizado, indefenso, ante el beso británico, antes de que se marchara río arriba. Mi cabeza daba mil vueltas, intentando recomponer y entender los muchos datos que había que procesar, sin un ventilador interno que me refrescara.
Algunos minutos más, me ocuparon en comer algo, sin que mi mente ocupada me permitiera recordar qué. Necesitaba desconectar, desaparecer, invernar de todo aquel absurdo. Ya no entendía nada, ni siquiera como volví otra vez a la habitación. Cerré la puerta y suspiré profúndamente, en medio de la oscuridad, permaneciendo de pie y apoyado en la puerta durante algunos minutos. Al poco tiempo fue apareciendo imágenes a mi alrededor: el ropero, el Ché, la cama ,¡¡el bulto!! “¡joderrr!” –Grité en silencio. Cuántas veces los humanos quieren vivir en la ignorancia para que la verdad no les dañe, y cuántas veces la fortuna, en un cara o cruz, nos toca, para que nuestras vidas cambien para siempre. Respiré eternos silencios, hasta que oí una voz, más allá de la puerta “¡Montse, tu tener mi secador?” ¡Qué voz más angelical me pareció!, anunciadora de la buena suerte. Una nueva ecuación me daba un resultado esperanzador, pero el bulto no se movía. “¡¡Montseee!!” -volvía a gritar Catherine, y hasta yo quería despertar a gritos a ese bulto catalán, que se resistía a perder su “X”. “!Qué quieres pesadaa¡”, pero el bulto no se movía. Una losa como una lápida se me vino encima cuando Montse volvió a gritar “!Estoy en el bañooo¡”.       (CONTINUARÁ)

Anteriores 

7 comentarios:

  1. Muy bien Marcos, ahora ya sí que estoy perdido. Me pasa lo que a Jose debo tener algo así como amnesia, el problema es que yo no tuve aquella noche.

    ResponderEliminar
  2. Amando, no sé que hacer ni con Jose ni con este bulto tan pesado, me está empezando a cansar, pero para no cansarte más, te diré que ya solo queda la última parte.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Pues a mí no me está cansando en absoluto... Claro que para el lector es más sencillo, qué me vas a contar...

    ResponderEliminar
  4. Yo, más que con el bulto, estoy intrigada en qué será eso de perder su X. ¿Vida? ¿Virginidad? ¿Tiempo? ¿Dinero? ¿La chaveta?
    Increíblemente descriptivo ese "beso británico".
    Espero la Vª parte

    ResponderEliminar
  5. me alegro Amando que no te canse este relato.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Ana, creo que no me expresé bién, me refería a que, por fín, el bulto perdiese su X, su incognita,o lo que es lo mismo se supiese qué o quién era ese bulto, y que Jose deseaba que fuera Montse, el "bulto catalán".

    ResponderEliminar
  7. Perdona, Marcos, pero es que estaba un poco "espesa".
    Debería haberlo releído.
    Gracias

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.