26 diciembre, 2011

A latigazos pueden domarte


Sonó el teléfono. Mi editor. Alguién con quien hablar, tras cuatro días encerrado en casa junto a mi fiel resaca.
-¡Ponte las pilas! No vendes un puto libro. Déjate de “rosas muertas en el arcén”, de tus bajadas al infierno, de “la germinación del deseo”, del “viento que murmulla”, de “sobrevivir caminando por la tristeza”…-Todo ello sin un saludo al otro lado del teléfono.
-¿A que te refieres? Es mi literatura… Busqué una explicación.
-¡Que no me cuentes milongas! ¡Tenemos que comer!. Siéntate y escribe lo que quiere la chusma inculta. Finales felices. –Continuaba disparando a ráfaga sin entrar en razón.
-Pero yo…-Resultaba inútil,  no me permitía meter baza.
-¡Ya sabes a que me refiero¡ A vivir por amor. A besos de tornillo. A cariños sin prisa, a bailar…-Me resumió las reglas básicas del éxito.
-¿Qué dices? Escribiré de amor si quieres. Pero del verdadero. De morir por amor, no de vivir por amor. De celos incendiarios que te arañan y te llenan de cicatrices, de expediciones por la piel, de sexo donde se beben los fluidos de la pasión, …
-¡Que te dejes de mariconadas! Escribe sobre las pisadas de una pareja por la arena de la playa, que se borran con las olas del mar. De la muchacha de cabellos rubios que lava ropa blanca en la orilla del río, junto al aroma de los lirios y es observada tras un árbol por el chico tímido del pueblo…¡De lo que se vende!, ¡Escribe, de lo que se vende!  -Mi editor no era consciente de lo que me pedía, y que sus gritos no hacían buena pareja con mi resaca de CarlosI.
-¡Escúchame¡ ¡Escribiré desde mi noche, desde el alma encendida, desde la verdad!.-Mi voz se escuchó por encima de mi hambre y de mis deudas- El amor duele, el amor hace daño. Amor que no duele, no se siente. Escribiré del enchochamiento enfermizo y sangrante, escribiré sobre perdedores…-Continué.
La comunicación se cortó. Cada día telefónica funciona peor. Hace meses que no he vuelto hablar con mi editor. Tengo hambre.

Texto: Francisco Concepción Alvarez
Narración: La Voz Silenciosa

7 comentarios:

  1. Pobre escritor, se va a morir de hambre si no se baja del burro.

    Dicotomía: comer o escribir lo que uno quiere. Difícil.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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  2. Y el pobre idealista echándole la culpa a Telefónica...
    A veces me planteo la misma reflexión que lanzas: ¿escribo lo que me gusta y como me gusta, lo que les puede gustar a otros, lo que está de moda, paso de todo y dejo de escribir?
    Ahora entiendo por qué no me como un rosco.
    Me ha encantado el texto

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  3. Disfruten de escribir lo que les de la gana...por los demonios están ahí fuera esperado a que les llegue el éxito literario.

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  4. Que coma algo, así el cerebro le funcionará mejor. Lo del corazón ya es más difícil.
    Besos

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  5. Maravilloso trabajo el de José Francisco que modo de rescatarnos viejos textos que no se nos habria ocurrido leer... Bueno, éste si lo había leído. No sé dónde, si en el blog, o en el número 1 de la revista, o en algún recital...
    Es magnífico.
    Gracias a Dios no soy profesional de la escritura, al fin y al cabo escribo de lo que quiero.

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  6. Un texto lleno de verdad que hace reflexionar, debe ser duro para un escritro ceñirse a según qué dictados, los que no vivimos de esto aún somos libres, disfrutemos de esa libertad. Enhorabuena.

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  7. Jesús! La de tiempo que hacía de esto!!!!
    Me ha encantado volver a revisar este texto y escucharlo en tu voz, Jose!
    Un abrazo grande para los dos

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