Por el hueco que llega hasta la llanura se cuelan las sombras de papel, limpias y estiradas, que se desvanecen con la luz del ingenio, cuando alumbra, allá por el mediodía. Y, como una gran sábana blanca de suaves colinas, se extiende, entre las líneas de la Historia, el campo sembrado de la memoria, rebosante y fértil, sintiendo el peso de sus frutos y el sabor agrio de las malas hierbas, que se retuercen en los escondrijos de la mente.
Como en París, la tinta se precipita gota a gota, desde el vacío, dándole al cielo ese color anaranjado, emborronando letras como manchas de buen vino derramado, hasta que se hacen fuertes y sonoras. Es entonces cuando la estúpida sonrisa surge entre los labios desperezados y húmedos, que se resisten a ser devorados, mientras le arrancamos la piel, y nos buscamos, ansiosos, en los espejos para reconocernos.
Yo diría que es un texto que roza la poesía, y ahonda en ese sentimiento especial que nos invade a quienes escribimos, esa cosa que llamamos inspiración...
ResponderEliminarBravo,
Que hermosas palabras has elegido para describir esa obsesión que nos posee cuando tenemos algo para "decir" y esa sonrisa amplia de satisfacción cuando conquistamos nuestro propio Everest. Coincido con Amando en que roza la poesía y que envidia que me dan aquellos que pueden vivir de esta pasión...
ResponderEliminarUn abrazo,
Sí, Amando, creo que es más poesía que otra cosa. A veces dudo en el formato, como en este caso, pudiéndose reconvertir en un poema. Imagino que te habrá pasado más de una vez.
ResponderEliminarSaludos
Sugiere la sensación inexplicable de la experiencia en la escritura literaria: un misterio. De siempre, desde antaño, queremos describirla, tú ahora eres uno más.
ResponderEliminarprueba
ResponderEliminarSugiere la sensación inexplicable de la escritura literaria: un misterio. Siempre, desde antaño, se ha querido describir, y ahora lo haces tú.
ResponderEliminarMarcos...No tenías mi permiso para colgar mi foto en este post. Me reconozco en ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta el texto, no entiendo lo del mono ¿te has querido ir a Darwin, con la evolución de la especie?.
ResponderEliminarLa evolución de la mente hasta nuestros días, la inspiración, el darte con tu arte más allá de lo que se espera de tí.
Maravilloso.
Marcos, me parece que mi comentario no te llegó...me gustó muchísimo.
ResponderEliminarQué bueno! Qué fluidez!
ResponderEliminarYo lo prefiero en formato prosa, ya lo sabes, pero reconozco que es muy poético.
Pero lo que me ha gustado mas es que "...nos buscamos, ansiosos, en los espejos para reconocernos". Identificación total. Touchée.
Desde mi ignorancia, pero: no entiendo por qué el texto es muy poético... ¿qué significa ser un texto muy poético?
ResponderEliminarSi Dácil, es tan extraño y misterioso la escritura literaria y su génesis que, más que un arte, podríamos decir que es casi una religión. Donde los dioses nos dan la palabra revelada.
ResponderEliminarInma, hasta ahora no solía utilizar imagenes en los texto,ya me está gustando, ésta en concreto surgió por casualidad: había puesto en google algo así como pensador y me salió este personaje. No sé, yo es que me veo muy representado
ResponderEliminarSí lo sé, aún me acuerdo, hace ahora mismo un año, de aquellos debates o discusiones sobre prosa o poesía,¡qué tiempos! jajajaj, lo recuerdo con mucho cariño.
ResponderEliminarCómo somos! es que los espejos nos encanta con todo su ego y vanidad.
si bueno y este mundo blogueril lleno de espejos caprichosos donde solamente mostramos lo que nos da la gana, todos emborronados de tinta virtual... un placer leerte!
ResponderEliminarPido disculpas a Maia, Flamenco,Jugador y Adriana (por cierto no se pierdan su blog); no sé lo que ha ocurrido, pero ayer cuando entré a comentar no estaban! y ahora los veo, algunos con comentarios anteriores a los que si había comentado.
ResponderEliminarGracias Maia por tus palabras y coincido contigo en esa envidia hacia los poetas, pero envidia, envidia; o como se dicé por aquí envidia cochina.
Vaya, Flamenco! acabo de descubrir que somos clones! Un saludo.
Ana el comentario que está sobre el de Adriana iba para tí, pero no te nombré. Por cierto, no me voy a pronunciar sobre prosa-poesía porque volveríamos a la II Guerra Mundial. Reconozco, en cambio, que a medida que he ido conociendo la prosa me voy acercando a la Tierra de nadie.
Jugador, siendo muy sincero, y desde mi óptica, diría que un texto es poético cuando no sabes decir por qué es poético, pero lo sabes, además de las campanillas que se oyen al fondo.
Gracias, Adriana. Sí, cuántos espejos,¿y cómo sería la vida sin ellos?, aunque tengamos que subir al Everest, como dice Maia, para mirarnos.
Besos y abrazos a todos.
Me gusta mucho este tipo de prosa o de ¿poesía en prosa?
ResponderEliminarUn abrazo, Marcos,
Anabel, la Cuentista
Anabel, no se si sería correcto llamarla prosa poética. Creo que es un texto que soporta los dos formatos.
ResponderEliminarUn abrazo.