01 junio, 2012

No hubo flores


A las cinco de la tarde el tañido de las campanas se colaba por debajo de las puertas cerradas: "tan, tan, tan…", su sonido rítmico y lento llenaba de zozobra al vecindario que espiaba la salida del féretro de la iglesia entre cortinas y mirillas. Este iba precedido apenas por una docena de personas, una estela de silencio flotaba tras él.
Sobre su tumba no hubo lágrimas, no se escucharon lamentos mientras el ataúd descendía hacia su morada definitiva. Tampoco hubo flores. Todas reposaban sobre las tumbas recientes de sus jóvenes victimas.
Texto: Yolanda Nava Miguélez

Narración: La Voz Silenciosa

15 comentarios:

  1. Yolanda, qué duro!. Yo creo que las doce personas sobraban. Solo como la una tenía que haber sido enterrado y por supuesto, sin esas flores. Un beso.

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  2. Un impresionante relato el tuyo.. me has dejado sin palabras.. la sutileza conque los has expuesto es genial..
    Un abrazo

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  3. Mi pregunta es: ¿cómo es que alguien sigue su féretro?
    Muy buen texto

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  4. Breve, directo y sencillo. El final lo dice todo. Muy bueno!
    Abrazos!

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  5. Gracias por vuestros comentarios.

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  6. Hum..., lo que acabo de ver: víctimas, quise decir, la tilde voló tras la comitiva. Jeje.

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  7. Antonio Guerrero. La mirada zurda.2/6/12, 9:15

    La hora esta muy bien elegida. Eran las cinco de la tarde... (muy de Lorca) Pero el final es lo mejor. Me ha gustado.Es un texto sencillo pero directo y rotundo. Felicidades.

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  8. Gracias Antonio. Lo de las cinco de la tarde fue un guiño hacia esa hora tan "literaria", sí.

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  9. Todo parecía normal, dentro del ocultismo de la muerte: la zozobra, el espiar, el silencio...
    Y de repente la sorpresa, el desenlace, la bofetada de información.

    ¡Muy bueno!

    Un abrazo, Yolanda.

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  10. Un abrazo también para ti Petra.

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  11. Ese tañido de campanas es desde luego un magnifico comienzo, y desde luego el final dá sentido al misterioso comportamiento vecinal.Lo que no consigo imaginar es quienes son los de la comitiva y mira que me considero generosa.
    Felicidades por tu buen hacer Yolanda.

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  12. Ese final es buenísimo, porque con diez palabras, haces que el lector cambie la perspectiva del relato ciento ochenta grados. Ante una tumba es difícil no sentir algún tipo de misericordia con el muerto, pero en este caso consigues que sintamos repugnancia.

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  13. Isabel, Amando, un placer contar con vuestros comentarios.

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  14. Eres la reina de los micros. Estuve en ascuas hasta la última letra.

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  15. Gracias Dacil por tu generoso comentario. :) me alegra de que hayas disfrutado.

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