29 agosto, 2012

La tumba


Mi madre quiso poner paredes a la portería, dejó sólo una ventana por la que asomaba su cabeza para hablar con cada uno de los que pedía refugio en el hostal y una puerta que cerraba con llave para que nadie interrumpiera su trabajo. 
Llegó a sentirse importante en ese espacio, era suyo, nadie más podía entrar en él. Lo decoró con sus recuerdos y buscó una silla giratoria para poder alcanzarlo todo sólo con un pequeño movimiento de remo de su pie derecho. 
Siempre estaba sentada, así que su culo empezó a crecer tanto que se encasquilló entre los reposabrazos, que terminaron cediendo de tanta presión.
Se acostumbró a dormir echando unas cabezaditas reclinando el espaldar de su asiento giratorio y apoyando sus piernas en el banquito de madera que tenía bajo su tremenda falda.
Día tras día, encerrada entre sus cuatro paredes, escuchaba las historias de los muchos huéspedes que pasaban por allí, convirtió la portería en confesionario de chismes y consejería de asuntos personales. Todos le traían dulces para agradecer su amabilidad, mamá era muy querida por todos. 
La tentación fue más fuerte que sus kilos, así que siguió hartándose de chocolate y poco a poco dejó de caminar. 
Mamá no pudo salir, ya no cabía por la puerta. 
Llevamos esperando tres meses para poder sacar su inmenso cuerpo de allí, quién le iba a decir que la portería se convertiría también en su tumba. 
Texto: Inma Vinuesa

Narración: La Voz Silenciosa
Más Historias de portería aquí.

9 comentarios:

  1. Impresionante... el poder del hambre, buen relato, saludos.

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  2. A veces la necesidad de encontrar un lugar en el que refugiarnos, donde nos sintamos tan cómodos que no necesitemos nada más, que sea absolutamente nuestro, puede superar a la lógica.
    Y toda elección conlleva un precio a pagar.
    Fantástico texto, en la forma y en el fondo.

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  3. Eso es amor al trabajo y lo demás tonterías. Morir con las botas puestas. Me he divertido mucho, con tu texto, querida Inma.
    Un beso fuerte.

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  4. Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Este texto ha costado un poco de trabajo por el poco tiempo que tengo en estos momentos, pero no quería dejar pasar esta convocatoria que me parece fantástica
    Mil gracias

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  5. Me ha encantado, Inma, me parece alegórico en el sentido de la cantidad de gente que dedica su vida a construirse su propia tumba para enterrase ya desde antes de morir.

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  6. Nos afanamos por buscar algo más en la vida, cuando lo necesario lo tenemos cerca. Esta mujer lo tenía muy claro.
    Ameno relato. Me ha gustado.

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  7. Original esta historia. Me has llevado a los gusanos de seda. Y no deja de ser una metáfora de esas personas que solo viven para el trabajo. Me gustó además el tono con el que está escrito o a sonado en mi cabeza.

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  8. Era previsible. El título lo anticipaba, y sin embargo impresiona el final. Impresiona leer cómo una mujer teje su mortaja como capullo de crisálida; Cómo su entorno, su forma de vida se va transformando en su tumba.
    Relato didáctico, para reflexionar.

    Abrazo, Inma.
    Un buen relato.

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  9. Texto que invita a la reflexión. Conozco a más de uno y más de dos que sólo son si trabajan.
    Lo malo es que no están empujando a esa construcción mental. Quiero decir que ahora nos están vendiendo motos injustificables. Todo está en función del trabajo, con el agravante que no deja de ser surrealista, de que casi cinco millones de compatriotas están en el paro.
    En vez de buscar compartir el trabajo, buscan convertirnos en seres para el trabajo.

    Perdón por esta salida de tono, pero estas cuestiones me duelen mucho, porque atentan contra el tiempo libre de la persona, que es su verdadera riqueza.

    Gracias, Inma, por hacerme pensar.

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