25 octubre, 2012

El puente

Había dejado todos los sueños y todos los días. Dos semanas después del otoño, un último amanecer y una luna a la mitad; un armario lleno de ilusiones, tapiado.
Los dedos de los pies en avanzadilla, deslizándose;
la música del río acompañaba el cuerpo frío y quieto.
Al día siguiente la noticia en los diarios relataba que había sido encontrada entre las rocas. Oculta en un cobertor, nadie pudo ver la sonrisa en su cara.

Texto: María Estevez

1 comentario:

  1. Cierto que el otoño es propicio para reabrir melancolías, mis deseos de que todas sean literarias. Estupendo texto, María.

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