22 octubre, 2011

Un reto (17) Ramón María Vadillo

Un público marmóreo rompió el silencio,
la palabra se hizo ruido, aspaviento.
Mientras un piano negro entonaba el himno,
eco, de unos viejos tiempos de cristal.
Sin prejuicio voceaba un orador artificial,
recordándome un añejo bodegón -cuadro en la pared-
y dentro de él, una maceta de gloriosas almas
marchitas, y una codorniz atravesada por un punzón
teñido de nuestro rojo;
La tenue luz de la lámpara lagrimal, nos llueve,
acallando nuestras voces ante la inmovilidad de un tiempo,
que ya dejó de ser nuestro.


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