Sería bueno librarme por un instante del prejuicio y las clasificaciones, amarte sin la palabra amor reverberando con su eco de codorniz dentro de mí. Desearía no ver la noche desde este paralelepípedo artificial de pared y de tiempo que me va horadando con su rojo punzón hasta llenarme de ese silencio lleno de ruido que es la rutina. Levanto la mirada y veo un cuadro barato, un piano de cristal en una repisa, una lámpara sobre la mesita de luz, lo de siempre. Y cuando me comparo con vos sé que soy sólo otro snob, caminando por la vida como el público marmóreo que vemos desfilar todas las mañanas rumbo al trabajo y las obligaciones cotidianas.
Texto: Florencio Giuliani
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