16 noviembre, 2012

El menor


Procedí­a de una familia desestructurada; la desafección entre sus miembros le predestinaba a la delincuencia. Con ocho años robó un reloj en un bazar, para demostrar a sus compañeros que también recibí­a regalos en Navidad. A cuenta del dichoso reloj, hubo una pelea y alguien resultó herido grave. Fue ingresado, a petición de su madre, en el Tutelar de Menores. El juez le interrogaba: -En la noche de autos, ¿recuerda usted aproximadamente a qué hora sucedieron los hechos? ¿Los hechos, la hora, a qué?- La confusión del chaval no fue menor de la del Tribunal. Pasaron segundos interminables. El muchacho levantó su muñeca izquierda y comprobó que desde que se hizo con aquel reloj, siempre marcaba la misma hora. -¿Cómo puedo saberlo?- Preguntó ruborizado por su torpeza. Nadie le mostró cómo poner un reloj a punto.

Texto: Isolda Wagner

Narración: La Voz Silenciosa

19 comentarios:

  1. Y golpea con crudeza esa última frase: nadie le mostró cómo poner un reloj a punto...
    El reloj, el tiempo, la vida.
    ¡Cuántas historias comienzan de esta manera! Una familia desestructurada, un grupo de amigos en el que quieres ser alguien, una acción desafortunada...
    Y la sociedad bienpensante formulando preguntas que no se entienden: en la noche de autos... "Si yo no tenía ningún coche, pensaría el chaval".

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  2. Uff, cuantas historias similares a esta...

    Besos.

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  3. Nadie le mostró....
    Impacta esta frase. A cuántos niños por todo el mundo, nadie les mostró...
    Un abrazo inmenso, Isolda

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  4. Sí que impresiona que nadie le enseñara a leer la hora, un tiempo detenido para él, aislado y apartado el mundo, sin esperanzas. Cuántas historias similares, gracias, Isolda por tu sensibilidad.

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  5. Impactante...

    qué bueno Isolda :)

    abrazos

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  6. Durísimo! Más duro aún, sabiendo que no es solo ficción.
    Muy bien llevado y ese final, revelador.
    Muy bueno.
    Un abrazo enorme

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  7. Muy bueno, sí.
    La difícil vida de tantos.
    Besos

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  8. Esféricos queridos. Me alegra que sintáis el mismo dolor que sentí, no sé en qué momento, al pensar en ese niño y en tantos como él.
    Besos de cariño para todos (incluyo a vuestros hijos)

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  9. Excelente, Isolda. Conmueve este abandono, descuido total.
    Besos.

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  10. Hay demasiados niños que no tienen a "nadie" que les enseñe la hora, demasiados que ni siquiera tienen a nadie que les vaya a ver a ese centro de acogida donde van a parar los "pequeños delincuentes".
    Demasiados angeles con las alas rotas y el reloj parado.
    Un relato que duele por lo real.
    Un abrazo Isolda

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  11. Isolda. Enhorabuena. Te prodigas menos de lo que nos gustaría por aquí, porque cuando lo haces ¡Zas!, nos regalas un delicioso zarpazo. No pierdas la costumbre. Me ha encantado.

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  12. Sois muy generosos y animais a cualquiera. Muchas gracias, Isabel y Miguel Ángel, ¿qué te digo?
    Besos y más besos

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  13. Catherine, perdóname, siempre tan discreta que ni tienes foto y, se me ha pasado. Sabes que te quiero mucho. Gracias y un beso fuerte.

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  14. Me ha gustado mucho tu micro, las circunstancias en las que se nace nos pueden llevar por caminos muy duros.

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  15. Muy bonito el relato. Con un mensaje que no puede dejarse caer en saco roto.

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  16. Inma, me alegra verte cerca, no te prodigas mucho. José, gracias y más gracias.
    Besos a los dos.

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  17. Todo un regalo literario.

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  18. Isolda... qué quieres que te diga. Un besazo inmenso e intenso.

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  19. Aunque tardío, no me resisto a poner un comentario a esta entrada. Cualquier tontería... Por ejemplo, aquello de que ninguno probablemente, sabemos poner el reloj a punto, y quizá sea mejor así. Es la primera ficción que leo tuya, Isolda, y no esperaba menos. Un abrazo

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