23 noviembre, 2012

En la puerta del Ateneo (crítica al Ateno de Madrid)

Juan Carlos Mestre
firma su libro a
la poeta Ángeles Fernangómes
sobre contenedor de basura 
—¿Qué te pasa?
—No lo sé. Esta noche me ha pasado una cosa muy rara.
—¿Qué?
—De repente, dos personas se apoyan en mi tapa y comienzan a reír…
—Bueno eso también me ha pasado a mí.
—No, no, escucha. Cuando estaban hablando va uno y me coloca un libro encima.
—Cómo sabes esa palabra..
—Lo han dicho ellos, si prestases más atención, aquí cuando salen del Ateneo, dicen mucho esa palabra, debe estar lleno de libros.
—¿Qué es el Ateneo?
—Pues la casa a la que pertenecemos, lo tienes escrito en tu espalda.
—Bueno, pues lo abren y comienza a… como se dice, eso que hemos visto muchas veces hacer en las paredes…
—¿Ensuciar?
—No, no… ya sé, lo llaman pintar, eso, pintar y luego ella le dice: ¿qué me pones de dedicatoria?
—¿Y…?

—Se reían…nunca me habían utilizado para algo así.
—Pues tampoco es algo tan especial.
—Sí, sí lo es…
—¡Uf! tanto lavado te ha sentado mal, si ya decía yo que la presión de la manguera estaba muy fuerte.
—Era un poeta el que firmaba.
—¿Poeta? ¿otra palabra que escuchaste?
—Sí claro, ¿y qué es un poeta?
—No lo sé, alguien que empieza a colocar libros encima de los cubos de basura, alguien que dibuja, alguien que se ríe…
—¿No tiene sitio ahí dentro?
—Pues no lo sé, las cosas están muy difíciles…
—Y él dijo algo como: le dije, me dijo…
—Y ella le dice: me ha encantado eso de: Es lo posible, la ceniza de las palabras que caen desde un extraño mundo como copos de nieve.
—¡Buenooo!, es contagioso eso de ser poeta, porque yo me voy a la otra esquina de la calle.
—Pues mira, creo que no, pero no estaría mal.
—¿Sabes cómo se llamaba?
—Mestre, le llamaban Mestre.
—¿Qué quiere decir?
—No lo sé, pero suena a maestro, amigo, y su voz envolvía.
—¿A quién?
—A todos, ¡cubo despistado!, a todos.
—Y ella, ¿cómo se llamaba ella?
—No lo sé, pero su voz sonaba como la de los Ángeles
—¿Tú has oído hablar a los ángeles? ¿otra palabra de poetas?
—La he escuchado por aquí, y tiene que ser algo bueno.
—Vamos que no sabemos nada, de nada…
—Vamos aprendiendo cubito, vamos aprendiendo. Espero que vuelvan pronto.
—Ya, pero dentro, sólo nos falta que ahora nos den más trabajo, y por el mismo sueldo, no, no…cada cosa en su sitio.
—Pero cómo eres, siempre quejándote.
—No es tu mundo, amigo cubo de basura, no es tu mundo. Ni nosotros el de ellos, no.
—Que trascendental, cubo, que transcendental…
—¿Otra palabra, nueva?
—¡Cuidado, que vienen! tanto manguerazo nos va hacer perder la tapa un día de estos.
—Ja,ja,ja… Anda, calla y límpiate las comisuras de la tapa, que estás hecho un asco.
—Vaya, mira tú quien fue a hablar…, ay…

Texto: Rebeca Barrón

Nota aclaratoria sobre el texto:
El pasado viernes, se produjo algo bochornoso en el Ateneo de Madrid.
Resulta que el Poeta JUAN CARLOS MESTRE, Premio Nacional de Poesía, presentaba su último libro "La Bicicleta del Panadero" en el Ateneo, con la colaboración del gran Amancio Prada y un violinista y un guitarra maravillosos.
Bien, pues el acto fue un manjar de Dioses, pero..., eso sí..., el Ateneo retrasó su intervención 45 minutos. Después e esto -y como el evento de Mestre era el último de la noche-, no pospusieron el acto ni un minuto más de la hora habitual de cierre. Durante la última intervención (un poema recitado por Mestre y cantado por Amancio Prada intercalándose), sonó en 2 ocasiones un timbre-sirena como el de los colegios... En fin, deprimente y vergonzoso. Así que el Poeta, todo su equipo y todos los que estábamos (el salón grande a tope), tuvimos que irnos a la p..., perdón a la calle.
A Juan Carlos no le habían podido apenas vender libros y mucho menos dedicarlos dentro, así que, ni corto ni perezoso -y para no dejar a sus amigos sin dedicatoria-, se "acomodó" sobre un cubo de basura que había a las puertas y allí los firmó. No solo eso, sino que él hace dibujos en las dedicatorias. Y los hizo. Genial, pero vergonzoso hacerle esto.
Pues, aquí va una foto en la que estoy yo con él ante el cubo. Y Rebeca Barrón ha hecho un relato breve delicioso, divertido y entrañable, pero que denuncia muy bien lo sucedido.
Gracias Rebeca. Gracias, Juan Carlos. Gracias a todos por leer esto.

13 comentarios:

  1. La Esfera Cultural ha querido publicar este texto, por lo peculiar a la hora de realizar una crítica. Y es que la mejor arma que tiene un escritor para protestar son sus letras.

    Una crítica que no tiene otra misión sino servir de fusta, para mejorar en la función y el objetivo de los centros culturales. Ya tenemos suficientes recortes en esta época, como para también recortar el tiempo de la presentación de un libro.

    Desde La Esfera Cultural, nuestro apoyo y deseos de suerte para Juan Carlos Mestre con su "La bicicleta del panadero" y por su espontaneidad en una situación como la narrada.

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  2. Es realmente peculiar la crítica, en forma de narración, que ha hecho Rebeca. Es lo que pasa con los escritores, cuando se indignan desenfundan el bolígrafo y disparan con buena puntería. Me parece un cuento delicioso, con una ironía muy certera. Ojalá que todo esto sirva para mejorar y evitar que hechos como éste se repitan en el futuro. Muchas gracias y un abrazo para Rebeca, con mis felicitaciones, y otro para Franco, con mi cariño y gratitud.

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  3. El martes, en Segovia, Luis Javier Moreno presentó un nuevo volumen de sus diarios. Por circunstancias que nada tienen que ver con el bochorno de la organización del Ateneo que narras tan espléndidamente y con tanto humor, Rebeca, mi ejemplar me lo dedicó sobre una barrica de roble, de estas que ahora se sitúan a las puertas de los bares, para dejar en su tapa los ceniceros que usamos los practicantes del horrible vicio de fumar. A raíz de este detalle, comenté el suceso del Ateneo madrileño, y alguien de los que por allí estabas exclamó:
    -¿Cómo es posible, si yo he conocido el Ateneo cuando no cerraba por las noches?

    ¿Qué se puede esperar de quienes no frecuentan la lectura (y más si hablamos de poesía, y más si hablamos de la de Juan Carlos, tan especial), si hasta quienes deben velar por ella en cada detalle, son incapaces de un leve gesto flexible, y más cuando el retraso viene de un acto previo cuya relación directa con la literatura es, digamos, marginal?

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  4. Bueno, pues..., esos Ángeles de los que habla el relato, esos que que están acodados sobre el cubo de basura, al lado del M(a)estro(e), se asoman a esta Esfera para dar las gracias por esta publicación que reinvindica un mejor trato a la Cultura y sus representantes, y lo reivindica de una forma tan tierna, tan entrañable y tan bonita como lo hace este Relato de Rebeca Barrón (desgraciadamente, basado en un hecho real). Gracias

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  5. Es tan triste e indignante el maltrato que sufre la cultura estos días, con un pretexto u otro, como evidente que quien desea que su voz se escuche lo consigue, de una forma u otra.
    Enhorabuena a Rebeca por la forma distendida pero llena de sentido con que ha denunciado esta situación vergonzosa. Y enhorabuena a Juan Carlos Mestre por su libro y por saber plantar al mal tiempo buena cara.

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  6. Ángel Martínez Samperio24/11/12, 11:58

    Gracias, Rebeca, por tu delicioso escrito en un tiempo cuando nos quitan las delicias quienes mangonean en las instituciones, como el Ateneo. Son los mismos que hacen sonar cornetines de órdenes, estridencias en un recital como el de Juan Carlos Mestre, y nos ponen amarguras en el alma a los ateneístas.

    A la luz de los hechos que nos pones en luz, recordamos a León Felipe, aquel que se llevaba el salmo exiliado porque ya no tenía cabida en la casa de las pistolas. Ángeles tienen que solicitar poesía sobre los cubos de basura que reciben la que ya no cabe bajo las alfombras, oculta en palabras embusteras o en intenciones tortuosas. No me extraña que ese contenedor, donde un poeta exiliado firma libros, pueda escuchar la risa y el diálogo, fuera de la casa que los echó de sí. Quizás ese contenedor estaba atento a la escucha por estar vacío de basuras, y es que acaso, la basura la estén hacinando dentro, tras esa puerta cerrada que aún guarda la primera bibliteca privada de España, también enmudecida y en almoneda.

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  7. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR VUESTROS COMENTARIOS Y LA BUENA ACOGIDA DEL RELATO
    FRANCO , ESTOY EN DEUDA CONTIGO, MIL GRACIAS POR PUBLICAR EL RELATO,ES LA PRIMERA VEZ QUE PARTICIPO EN LA RED .
    ESPERO QUE NO VUEVA A SUCEDER NADA PARECIDO.
    TODO MI CARIÑO Y ADMIRACIÓN A JUAN CARLOS MESTRE Y UN ABRAZO PARA AMANCIO PRADA QUE TAMBIÉN SUFRIÓ LOS TIMBRES Y EL PASEÍLLO .
    UN ABRAZO AMIGOS Y UN PLACER COMPARTIR ESTAS LÍNEAS CON VOSOTROS.

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  8. Realmente vergonzoso y muy genial la intervención de Rebeca. No podrán con la cultura, es más pienso que están consiguiendo justo el efecto contrario o eso espero.

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  9. Creo que como crítica , tienes ya alo para empezar el libro biónico. Es muy grande!
    ¿Qué es exactamente un libro biónico? -pregunto en mi ignorancia
    Un beso fuerte para todos los que sufrieron el cierre de puertas en el Ateneo y otro paa ti FranCo.

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  10. Gracias a tí Rebeca por hacer eco de algo tan vergonzoso. Y cómo ya se ha dicho casi todo con los comentarios me gustaría aplaudir la humildad con la que un escritor se pone a firmar sus ejemplares en un cubo de basura. Esa humildad es la que te convierte en grande.

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  11. Así anda la llamada Docta Casa, en manos de unos ágrafos que ya no respetan nada. Bueno algo sí: sus chiringuitos, negocietes y canonjías.
    Esa imagen de los cubos de basura como atril donde firmar un libro es el fiel retrato de lo que pasa; mientras que la cultura está en la calle, en las plazas y hasta en las soñadas alamedas de las que hablara Allende, dentro (del Ateneo) se sirve comida basura.

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  12. Es lo que tiene la necia mentalidad funcionarial tan extendida en este país, que no entiende de letras, qué va a entender, si hasta un cubo de basura tiene más inquietudes.
    Gracias, Rebeca por tan delicioso texto, para reír por no llorar, y mis mejores deseos para Juan Carlos Mestre, que ya se le ve ganado lectores, a cubos, porque los ateneístas son claramente causas perdidas.
    ¡Qué lástima!

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  13. Aunque ya lo escuché en directo vuelvo a decir que me encanta. ¡Buen trabajo Rebeca! Un abrazo a las dos

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