21 septiembre, 2013

Profesiones solitarias: escritor

Existen muchas profesiones solitarias, profesiones que deben desempeñarse obligatoriamente en soledad, profesiones difíciles, arriesgadas o sencillamente aburridas. Son profesiones en las que los sinsabores propios de las mismas se sinsaborean en soledad, profesiones en las que los pequeños tropiezos del día a día deben superarse en solitario. Una de esas profesiones solitarias es la de escritor.
Entre las profesiones solitarias, destaca la de escritor
El hábitat de muchos escritores es la soledad. Incluso el de aquellos que tradicionalmente desarrollan su trabajo en lugares públicos y hasta concurridos, pero su yo creador ha de estar solo, ha de alcanzar un grado suficiente de soledad para salir a escena. Uno puede ir a un café y escribir, pero a buen seguro no estará construyendo grandes mundos ni, mucho menos, buceando por ellos o espiando la vida de sus habitantes para inspirarse; tan solo parecerá que lo hace. Tomará notas, hará dibujos, trazará toscos mapas mentales, pero no escribirá, y aunque puede que llegue a chupar la patilla de sus gafas (de pasta) para que lo parezca, no estará escribiendo en el sentido estricto del término. El yo escritor necesita de esa condición para ser, pues es su esencia.
Claro está que existen otras profesiones tan solitarias o más que la de escritor, que además conllevan ciertos riesgos y hasta riesgos ciertos para la salud del profesional en cuestión. El caso extremo sería la profesión de astronauta, que aúna la soledad, la inmensa soledad del espacio, con la lejanía de toda ayuda, y aún de toda compañía. Pero incluso un astronauta, en un momento de dificultad, puede llamar a Houston, algo que no puede hacer, por ejemplo, un escritor. Un escritor no tiene un Houston al que llamar para que venga a arreglarle un texto que, tras tomar vida propia, ha ido virando hasta mundos muy poco atractivos para el lector. En este caso, el último recurso del escritor no se llama Houston, se llama papelera o papelera de reciclaje, y todo ello sin que su vida corra peligro como la del astronauta.

Otra ventaja muy destacable que tiene la profesión de escritor con respecto a la del astronauta del ejemplo es que, mientras que la de astronauta cuenta con altísimas probabilidades de salir sin vida, en la de escritor existen altísimas probabilidades de salir con ella, ya que escribir es estar siempre al borde de la vida.

Profesiones solitarias: escritor.
Artículo: Victor J. Sanz

6 comentarios:

  1. Quizás recurrimos a nuestro interior a pedir ayuda.
    La soledad más triste o, quizás la quietud agradecida es el lugar idóneo...
    Buen artículo

    Un abrazo

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  2. A lo mejor la vida no se pierde, pero ¿qué hay de la reputación?
    Saludos.

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  3. Es muy cierto que la escritura es un acto casi siempre solitario y por extensión la del escritor. Pero existen iniciativas de escritura conjunta y de ello en La Esfera podemos ser ejemplo.

    Aquí hablé en una ocasión de las ventajas y desventajas de escribir a escote:
    http://programalaesfera.blogspot.com.es/2012/11/ventajas-y-desventajas-de-escribir.html

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  4. Todas las formas de escritura son muy enriquecedoras. La escritura a escote, por ejemplo, permite sumar energías, aprender en el camino, enriquecerse de lo colectivo, solidarizarse con el resultado. En la escritura de, por ejemplo, un libro de relatos, donde entran también varios autores, el escritor corre riesgos, pero sabe que su texto al fin y al cabo está diluido en un grupo de textos de varios autores.
    Sin embargo, es la escritura solitaria a la que hace referencia en gran medida Victor la que supone un reto mayor. Es escribir al borde de la vida, cierto, pero también al borde de la muerte como apunta Elvira, y es ese miedo a la muerte por pérdida de reputación el que entumece los dedos del que escribe. Pero por otra parte, vaya subidón es esa inyección de adrenalina que supone el miedo a escribir sólo.
    Buen artículo, Víctor.

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  5. Con este artículo estoy plenamente de acuerdo, y más cuando lo enlazas con el de Mercedes: soledad y tiempo, los dos grandes aliados de la escritura.

    Esto no quiere decir que no se pueda escribir a escote, o escribir aquellos hermosos cadáveres de los surrealistas. De hecho el mundo internáutico es una de las opciones que potenciará, pues la inmediatez de las aportaciones hace que sea práctico, rápido y eficaz.

    Pero aunque una novela se escriba a catorce manos, como hicimos en La Esfera, no quiere decir que no lo hiciéramos en soledad. Quizá podría decirse que fue la suma de siete soledades. Cada capítulo se pensó, se sufrió y se redactó en la soledad de un escritorio en Lérida o Zaragoza, otro en Las Palmas, cuatro en Tenerife y otro en Segovia. Luego sí, una vez publicado, la soledad se convertía en intensa compañía.

    Sí, sigo pensando como Víctor la escritura es una tarea solitaria, aunque como Pepe Hierro, por ejemplo, hayas de escribir en la mesa de una cafetería, rodeado siempre por el runrún de las conversaciones.

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  6. Es indudable: se escribe en soledad.
    Sin embargo, compartir soledades en un proyecto común es algo excitante, una gran experiencia, todo un reto.

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