20 mayo, 2020

Bar

En cuanto cante el gallo y el sol se ponga, la virtud se hará carne y las ratas saldrán de las alcantarillas. La ginebra correrá por los ríos bajo los mostradores y la cerveza con su espuma saldrá del grifo y llenara el vaso. La muerte sentada al fondo sola, en una mesa con cuatro patas y tres sillas. El solitario en medio de todo, el amor en medio de nada. La risa forzada, la sonrisa con esperanza. El camarero con arrugas que le surcan la cara, con manos expertas. La música está y no se oye. El borracho habla con el extintor y este le contesta por ser educado. Los amantes se besan antes de ir a un sitio más lejano. El reloj marca la hora. Un coche aparca en la puerta. Se bajan tres hombres. Entran. Piden cerveza, se sientan. Alguien les canta. Una mujer baila. Un vaso se cae y se rompe. El borracho le da una patada. El solitario sonríe al prójimo. El camarero le lleva la cuenta a la muerte. La mujer que baila sale a la calle. Respira. Hasta mañana.

Autor: Manuel Antón García

1 comentario:

  1. Buen relato. Me a gustado y me tenía en vilo desde el inicio.
    Excelente. Un abrazo a todos.

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