Cada verano, en la primera semana de julio, llegas con tu familia. Tu presencia me llena de ilusiones desde hace tres años.
Este va a ser nuestro verano, ya somos adultos, y el tiempo del tonteo debe dejar paso a algo más serio. Me gusta todo de ti: tu forma de moverte, tu risa, ese aire misterioso que te envuelve y los libros que siempre te acompañan; gracias a ellos te conocí, ¿te acuerdas?, dejaste uno olvidado en la playa, lo encontré cuando la limpiaba, llevaba tu nombre y fue la excusa perfecta para entablar conversación. Era un libro lleno de poesías, de un tal Neruda, creo, yo de libros no entiendo nada, huí de ellos hace años, dicen mis padres que bien caro lo estoy pagando, pero yo no me quejo, alguien tiene que limpiar la playa ¿no?
Este verano será especial, lo pasaremos juntos porque yo sé que me dirás que sí, sé que te gusto. Ya estoy saboreando tus labios y el tacto de tu piel…
Me he encontrado otro libro en la playa, este es de un tal Saramago, es un libro maldito, ha destrozado mis esperanzas, junto a tu nombre lleva una dedicatoria con una fecha reciente: “Para mi prometida, con todo mi amor: Pablo.”
Texto: Yolanda Nava Miguéle
Más relatos de verano aquí
Muy interesante, Yolanda...
ResponderEliminarUn final muy abierto, y quizá la protagonista no ha entendido la destinataria de la dedicatoria... Es lo que tiene apuntar sin nombrar... Así, nosotros, los lectores, podemos imaginarnos cualquier final
Yolanda, Bonito texto.
ResponderEliminarMe pongo en la piel de ese barrendero de sueños, de esa lectora de Neruda y Saramago. El amor puede con todo, finalizan el verano juntos, el barre su corazón, limpia su alma, ella le lee poemas, y los dos caminan por la arena de la playa, mientras el sol se esconde detrás del horizonte.
un abrazo
Gran historia en unas pocas líneas. Los libros encierran más secretos de los que pensamos. ¡Pobre muchacho! Sin embargo, yo insistiría: nadie llama hoy en día 'prometida' a su novia...
ResponderEliminarBesos, con luz tirando a otoñal.
Muy bonito, Yolanda. La protagonista limpia la playa y parece que ha de barrer también su amor.¿O era ella la destinataria?
ResponderEliminarYo veo un joven proyagonista de los que abandonan en 2º de la ESO. Una dedicatoria le rompe el corazón en un instante pero los instantes se deslizan como el agua de la playa entre los dedos, el verano es largo y los sentimientos caprichosos. Si esta hermosa historia cayera en manos de Woddy, asistiriamos a un tórrido triángulo de final imprevisible.
ResponderEliminarLo que realmente ocurre es lo que dice Lucrecia. Gracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarInteresante texto, bien llevado.
ResponderEliminar