27 mayo, 2009

MORDIDAS

En la ventana la chica muerde una manzana mientras espera vigilante la llegada del motorista ruidoso y él, se esconde bajo los frondes de la palmera para verla, tan quieta. El dragón de komodo despierta a la niña dormida, la muerde para que viva la peor de las pesadillas. Twin Force es un corrector de mordidas convertido en alambres que adorna la boca de una mujer adulta, casada, con hijos, con dientes sellados y no de perlas. La mordida del tiburón está cicatrizando en la espalda del submarinista; el golpe certero de su puño en el morro del escualo fue el fin, y fue el comienzo de la relación con el rey marino. Oscar le mordisquea sus dedos, su antebrazo, su hombro, sus labios sabrosos. Ventura le ofrece el cuello, y Oscar, clavando con precisión sus artilugios absorbe las mínimas dosis para que no se le muera. También Nadal muerde sus trofeos. Una décima de segundo hace vibrar… la memoria por Vega, que mordiente hacía gritar a nosotras todas, y saltar histéricas y lujuriosas. Los mordió, se los llevó juntos en la misma tarde. No se conocían, tal vez coincidieron en la cola de un cine, comiendo mesa con mesa en un guachinche, aquellos de entonces. Uno era alto y rudo, el otro enjuto y fenicio. Cuando la enfermera entró en la habitación los encontró a los dos yertos, cada uno en su cama, y más que dormidos.

Texto: Dácil Martín

3 comentarios:

  1. Y yo me muerdo las uñas mientras leo uno de los textos más sugerentes.
    ¿Muerdes la punta del boli mientras escribes? ¿Mordisqueas el lóbulo de una oreja en la penumbra?
    Mmmmm... ñam, ñam...

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  2. Gracias Ana, no muerdo el boli, no. Pero sí que hay muchas otras cosas por morder en esta vida...

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  3. He leido y mordido tu texto varias veces. A cada mordida que le doy me sabe diferente. Y como vicioso lo vuelvo a morder y encuetro placer y seguro que seguiré repietiendo.

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